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A propósito de la caída de la natalidad
Los diputados provinciales piden que sea derogada. «En octubre, con un nuevo Congreso, vamos a revertir toda legislación genocida, aberrante y hembrista», dijo Adrián Brizuela.
Pañuelo celeste. Los diputados de La Libertad Avanza, en sintonía con el planteo de Francisco Monti.
El anuncio del gobernador Raúl Jalil sobre la propuesta de una ley para impulsar la natalidad en Catamarca, sumado a las críticas que hizo el diputado nacional Francisco Monti a la ley de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), crearon el escenario propicio para que los diputados provinciales de La Libertad Avanza lanzaran críticas a la ley nacional y al Gobierno de la Provincia, y ahora anticipan que, después de las elecciones, buscarán dar marcha atrás con estas políticas. «No es solo el aborto, sino el conjunto de políticas globalistas resumidas en la Agenda 2030», aseguró el presidente del bloque LLA, Adrián Brizuela.
En otro de sus tradicionales posteos, Brizuela remarcó que la caída en la natalidad «obedece a múltiples factores». «Es un hecho innegable, como también es innegable la multicausalidad de la violencia intrafamiliar, aun cuando el feminismo radical la atribuya a la falacia del patriarcado y la presente como unidireccional, es decir solo de hombres para con mujeres. Ahora bien, dejar afuera de ese análisis a la implementación de la ley del aborto en Argentina, Latinoamérica y el mundo occidental es querer tapar el sol con una mano. No es sólo el aborto, sino el conjunto de políticas globalistas resumidas en la Agenda 2030», sostuvo.
Para el diputado, el argumento central en Catamarca «es la contradicción». «Fueron el peronismo y la izquierda los que impulsaron la IVE y ahora desde el mismo espacio político van en sentido contrario. Toda ingeniería social es mala porque atenta contra la libertad individual. Nunca será una conquista de derechos acabar con la vida de otro ser humano aunque usen el eufemismo de IVE. No es Interrupción. Se interrumpe algo que puede retomarse. Aquí se termina con el proceso de la vida humana. No es voluntario porque una de las partes, el niño por nacer, no puede dar su consentimiento. A esto hay que sumarle que para la legislación vigente aprobada en plena pandemia y para tapar el desastre de las políticas públicas en salud, la opinión del padre biológico no cuenta», insistió.
Brizuela respaldó al aliado libertario, Francisco Monti, del que remarcó que «dijo una gran verdad e instaló un debate que no está para nada saldado, como algunos quieren hacernos creer». «Los descalificativos del femibolchevismo a esta altura ya hay que tomarlos como halagos. Interesante ver la enorme fisura ideológica en el radicalismo. En estos temas en LLA hay amplios consensos y es un elemento central de lo que llamamos ‘batalla cultural’. El aborto y las políticas de género son nefastas no solo desde lo ético/moral, porque atentan contra la vida de inocentes, sino también porque en este país el kirchnerismo ha utilizado el Estado y sus recursos para instalar un sinnúmero de curros para cobijar parásitos en el Estado con súper estructuras, infinidad de cargos y presupuestos billonarios. Toda esa farsa queda resumida en que el propio presidente que creó el nefasto Ministerio de la Mujer puertas adentro golpeaba a su propia esposa embarazada y denigraba a cuanta señorita se le cruzaba. En octubre y con un nuevo Congreso vamos a revertir toda esta legislación genocida, aberrante y hembrista», aseguró en Facebook, donde fue respaldado por su par en la Legislatura, Ana Lía Aguaisol Barbosa.
Por su parte, la diputada Verónica Vallejos, de militancia en la campaña «Pro-Vida», consideró que si el Gobierno realmente quiere fomentar la natalidad, deberían empezar «por lo urgente y coherente: deroguen la ley de IVE». «No se puede hablar de ‘preocupación por la baja de nacimientos’ mientras se sigue promoviendo el aborto como un derecho. La natalidad no se recupera con anuncios ni con mesas de debate, sino con políticas que valoren la vida desde la concepción, apoyen a las familias y defiendan el futuro de nuestra provincia. Cada niño por nacer eliminado bajo esta ley es una herida demográfica, social y moral que pagamos todos. Si de verdad quieren defender la vida y el desarrollo, háganlo con hechos, no con contradicciones», reparó.
Tras las críticas recibidas, Monti insistió en que no estuvo ni está de acuerdo con la IVE, aseguró que sigue creyendo que «no existe ningún valor más elevado que la vida humana, que inicia con la concepción», y remarcó que la ley nacional «no respeta los tratados internacionales ni las potestades de los estados provinciales y prevé requisitos laxos para la interrupción de embarazos incluso cuando el desarrollo del feto se encuentra muy avanzado». «Son mis convicciones y mis valores. Que me insulten y descalifiquen todo lo que quieran», cerró.