Plantas resistentes al calor: distinguen a una investigadora argentina por una innovación biotecnológica

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La científica marplatense Gabriela Pagnussat fue distinguida esta semana con el premio L’Oréal-Unesco 2025 Por las Mujeres en la Ciencia, un reconocimiento que en Argentina se entrega desde hace 19 años. El galardón le permitirá avanzar en el desarrollo de una solución biotecnológica para enfrentar el creciente problema del estrés térmico en los cultivos, un fenómeno que afecta directamente a la producción de alimentos.

Pagnussat explicó que su proyecto, titulado «Hacia cultivos resistentes a las olas de calor: Activación del factor de splicing SWAP mediante tecnología CRISPR-dCAS9», busca generar plantas capaces de tolerar temperaturas extremas. Aclaró además que los cultivos resultantes no son transgénicos.

Según la científica, en el mundo se pierden más de 40 mil millones de dólares anuales debido al impacto del calor en la agricultura. Su investigación apunta a que las plantas desarrollen una “memoria del estrés térmico”, permitiéndoles aclimatarse al calor desde sus primeras etapas de crecimiento.

«Este premio nos abre una puerta enorme para corroborar los alcances de esta nueva tecnología tan prometedora», señaló Pagnussat. Destacó que el avance no solo tiene impacto en la producción agrícola, sino que podría aplicarse en múltiples especies vegetales.

Este año, el premio estuvo enfocado en proyectos vinculados a las Ciencias de la vida. Desde su labor en el Instituto de Investigaciones Biológicas Conicet-UNMdP, y como CEO de la start-up de base tecnológica ThermoReLeaf, Pagnussat impulsa una línea de trabajo que podría modificar el futuro de la agricultura frente al cambio climático.

Actualmente, el equipo investiga en arroz y soja, dos de los cultivos más sensibles a las altas temperaturas. Tras años de experimentos de ciencia básica, lograron que plantas que normalmente viven a 22°C pudieran sobrevivir a 40°C.

El avance se basa en frenar el mecanismo por el cual las plantas mueren por calor, permitiendo que desarrollen resiliencia sin necesidad de pasar por la llamada “termotolerancia adquirida”, es decir, el proceso de aclimatación previa a las olas de calor.

«Descubrimos cómo las plantas pueden tolerar las olas de calor sin necesidad de aclimatación previa», resumió Pagnussat, destacando el impacto que esta tecnología podría tener para reducir pérdidas económicas y asegurar la producción de alimentos en un contexto de temperaturas cada vez más extremas.

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