jueves, 13 de noviembre de 2025 11:00
El expresidente Alberto Fernández atraviesa uno de los momentos más duros de su vida. A los 66 años, sufrió la pérdida de Dylan, su perro border collie, quien fue su inseparable compañero durante años y una figura entrañable para muchos argentinos. La noticia fue confirmada por el propio exmandatario a través de un emotivo mensaje en sus redes sociales.
En su cuenta de Instagram, Alberto Fernández le dedicó unas palabras llenas de amor y gratitud a su mascota, reflejando la conexión especial que los unía. “Fuiste parte de mi vida, dándome lealtad, alegría y ternura”, escribió en un fragmento del mensaje que rápidamente generó una ola de reacciones y muestras de apoyo.
Dylan llegó a su vida en 2017, antes de su llegada a la Casa Rosada, y desde entonces se convirtió en una figura inseparable en el entorno del entonces candidato y posterior presidente. Durante su gestión, el perro se hizo tan popular que incluso contaba con sus propias redes sociales, donde miles de usuarios seguían sus paseos por los jardines de Olivos.
El border collie fue testigo silencioso de momentos clave del mandato de Alberto Fernández. Aparecía en actos oficiales, acompañaba las caminatas diarias del presidente y protagonizaba anécdotas que humanizaban su figura pública. Con su energía y simpatía, Dylan se ganó el cariño de una parte del público que lo consideraba “el primer perro argentino”.
En el posteo de despedida, Alberto Fernández compartió dos imágenes: una junto a su mascota y otra del animal solo, mirando al horizonte. “Ahora correrás en algún paraíso en el que volveremos a encontrarnos”, escribió, cerrando su mensaje con una mezcla de ternura y melancolía que reflejó la magnitud de su pérdida.
La partida de Dylan llega en un contexto especialmente delicado para el exmandatario, quien en las últimas semanas había retomado el contacto con su hijo Francisco tras un tiempo de distancia. A la vez, enfrenta una denuncia pública de su expareja, Fabiola Yáñez, lo que agrava su situación personal.
En medio de esas tensiones y conflictos, la muerte de su compañero de cuatro patas significó un golpe emocional profundo. Alberto Fernández eligió recordarlo no desde el dolor, sino desde la gratitud por los años compartidos, en un mensaje que muchos interpretaron como un adiós lleno de amor y memoria.
El vínculo entre ambos, forjado en la cotidianidad y en los momentos más exigentes del poder, deja en claro que, incluso en los escenarios más políticos, las pérdidas personales pueden doler tanto como cualquier otra. Dylan fue más que un símbolo: fue familia.
