Milei tendrá respuestas?

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martes, 9 de septiembre de 2025 02:40

La Libertad Avanza prometía arrasar y pintar de violeta la provincia de Buenos Aires, ya formalmente unida con el PRO de Mauricio Macri, estrategia que le hacía presumir que tendría un 50 por ciento de los votos garantizados con esa unión de fuerzas. Por eso, erróneamente nacionalizó una elección de interés acotado a los municipios bonaerenses. Era la antesala final para arrasar después en octubre, inundar el Congreso de la Nación de libertarios y terminar con proyectos desestabilizadores y golpistas como financiar universidades, hacer funcionar al Garrahan, pagar jubilaciones dignas o repartir medicamentos. Era cuestión de sortear esta elección intermedia para que se reconociera al mejor gobierno de la historia y, luego, marchar en andas hacia la segura reelección en 2027. El peronismo descansaría en el féretro al cual Javier Milei le pondría el último clavo y así caminaríamos todos hacia la libertad y la felicidad, con los bolsillos llenos de dólares, sentados a la mesa de las grandes potencias mundiales. Pero algo falló.

La elección bonaerense desnudó todos los relatos vacíos de la épica libertaria y sus ecos mediáticos, para dejarlos solos ante una realidad que claramente los sorprende, porque nunca alcanzaron a comprenderla. Un presidente fascinado frente al espejo y enamorado de su personaje se creyó su propia fantasía, seguido por un grupo de aduladores y otro grupo de pícaros que hacen sus negocios financieros. De pronto, todo escollo que surgía tenía respuesta fácil en la batalla cultural, en intentos golpistas, atentados terroristas, complots internacionales o los argumentos más delirantes. Todo se convirtió en un show infinito bañado en mensajes de redes sociales, sin que jamás se prestara atención a las cuestiones de fondo.

Milei se autodestruye en tiempo récord porque no comprende cómo funcionan un país que no conoce ni ese Estado que aborrece. No entendió los modos, las instituciones, las autoridades. Se atragantó con sus propias autocelebraciones, hasta que chocó violentamente en la primera curva electoral. Y entonces emergen dudas más fuertes que las objeciones al discurso plagado de insultos y se comienza a observar el derrumbe económico, el endeudamiento trágico y esa corrupción que goza siempre de buena salud. La elección de octubre no está resuelta, mucho menos la de 2027 y el Gobierno de Milei no está terminado. Pero Milei debe cambiar. Y existen serias incógnitas acerca de si realmente puede hacerlo. Porque empieza a advertirse que la impericia es incluso mayor que la crueldad, y es una posibilidad real que detrás del gran fenómeno no haya absolutamente nada.

El Esquiú.com

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