La conmemoración del 28 de agosto también nos recuerda a San Alejandro de Constantinopla, un obispo del siglo IV cuya figura es fundamental para la historia del cristianismo. Nacido en el año 290, Alejandro fue un monje que se convirtió en obispo de Constantinopla en un momento de gran agitación teológica en la Iglesia, marcado por la herejía arriana. El arrianismo negaba la divinidad de Cristo y se había extendido por todo el Imperio Romano.
El Liderazgo en la Lucha contra la Herejía
San Alejandro, con la ayuda de San Atanasio de Alejandría, defendió la ortodoxia de la fe y la doctrina de la Trinidad. Se negó a aceptar las propuestas de los arrianos y se mantuvo firme en su creencia en la divinidad de Cristo. Su figura fue un pilar de la fe en la región de Constantinopla y su labor fue fundamental para la consolidación de la fe católica. San Alejandro fue un líder sabio y valiente, que gobernó con justicia y misericordia.
El Legado de la Fidelidad
San Alejandro de Constantinopla es un modelo de sabiduría y de humildad. Su vida es un recordatorio de la importancia de la ortodoxia de la fe y de la necesidad de defender la verdad contra el error.
Oración
Oh, Dios, que en San Alejandro nos has dado un ejemplo de fidelidad a la fe, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo su ejemplo, seamos capaces de defender la verdad y de mantenernos firmes en el amor a Cristo. Amén.
Este artículo forma parte de nuestro especial ‘Fe y Devoción en Agosto’. Descubri la guía completa del santoral del mes haciendo clic aquí.