jueves, 21 de agosto de 2025 00:53
Alguna vez contamos la historia de Eduardo Lorenzo Borocotó, quien en unos días cumplirá 91 años. Era en su momento uno de los médicos más conocidos del país. Hijo del prestigioso periodista deportivo Ricardo Lorenzo Rodríguez, quien firmaba sus notas con el apodo “Borocotó”, tomó el seudónimo de su padre como apellido artístico, y lo superó en fama gracias a la televisión. Participaba en diferentes programas dando consejos de salud, y más tarde, su popularidad se disparó al infinito cuando hizo una serie de cámaras ocultas en el show de Marcelo Tinelli. En la cumbre de su fama, Borocotó dio un exitoso salto a la política, y fue varias veces electo legislador, hasta que su carrera y su prestigio se desplomaron ¿Qué hizo Borocotó para caer en desgracia? Fue electo diputado nacional por el PRO en 2005, y antes de asumir dejó esa fuerza y anunció que formaría un bloque unipersonal. En aquel momento fue un escándalo de tal magnitud que ni siquiera querían dejarlo asumir. Se habló de estafa electoral, de falta de códigos, de traición, etc.
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Los tiempos cambian, y la Doctrina Borocotó hizo escuela. Decenas de legisladores nacionales cambiaron de sector político una vez que se aseguraron la banca, en algunos casos por algún conflicto interno, y en otros ofertándose para todo servicio al mejor postor. La cuestión alcanza por estos días ribetes alarmantes, con diputados y senadores que, instalados en el Congreso de la Nación, olvidan por completo los compromisos partidarios y se dedican a ver cómo pueden sacarle el mayor rédito posible al espacio que ocupan. No nos referimos a una simple votación, una sesión en la que se levanta la mano en rebeldía, sino directamente a cambios de camisetas que en otros tiempos eran inimaginables, y hoy son noticias cotidianas. Está el sonado caso de Edgardo Kueider, entrerriano electo por el peronismo que ya en su banca se sumó a los libertarios. Ni hablar de los radicales en la Cámara de Diputados: Mariano Campero, Luis Picat y Mariano Arjol directamente fueron expulsados de la Unión Cívica Radical por alinearse con Milei. Y en lugar de quedar marginados ganan fuerza y adeptos. Siguió el ejemplo Francisco Monti, que asumió su banca como radical y la dejará como candidato libertario.
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La moda se instaló también en la Legislatura catamarqueña, con el quiebre protagonizado por Mamerto Acuña, Tiago Puente, Silvana Carrizo y Natalia Herrera, quienes abandonaron el bloque del partido que les dio la oportunidad de ser candidatos. Ya nada sorprende. De hecho los dos integrantes de una fórmula presidencial que enfrentó a Javier Milei (Patricia Bullrich-Luis Petri) hoy son ministros de Milei. Lo mismo hizo un exgobernador y candidato a presidente por el peronismo, como Daniel Scioli, integrado a la tropa de altos funcionarios libertarios. Conductas que cada quien podrá justificar, pero con nitidez sugieren una victoria casi definitiva de los intereses sobre las convicciones.
El Esquiú.com