Verde o seguro: el debate sobre el modelo energético argentino con China como jugador clave

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La ventana de oportunidad en energía que tiene hoy Argentina pasa por la producción de petróleo no convencional y los proyectos de GNL que buscan convertir el gas en un commodity. Dos hidrocarburos que resaltan por su seguridad de abastecimiento y asequibilidad y que incluso pueden pelearle mercados a Estados Unidos. Pero para disputarle terreno a China, la otra superpotencia, un sector del empresariado busca marcar el camino por la vía “verde” y renovable.

En Vaca Muerta la premisa es potenciar el desarrollo energético a través de shale y gas. El vicepresidente del Grupo Techint, Javier Martínez Álvarez, dejó entrever parte de esta postura este martes durante el AmCham Energy Forum. “Cambió el paradigma que venía siendo anteriormente energía limpia y ahora se combina con un concepto de energía segura y asequible”, planteó en relación a las transformaciones de la industria que sucedieron a la guerra en Ucrania, cuando Rusia dejó de venderle gas a Europa y se enfocó en el mercado asiático y EE.UU. ganó terreno en el viejo continente.

“La ventana del ‘peak oil’ se estiró, pero sigue siendo una ventana”, agregó en su exposición en el panel Transformaciones estructurales en el mercado energético global. En esa línea también lo planteó el director de la consultora Aleph, Daniel Dreizzen, quien argumentó: “Europa se había volcado a la sustentabilidad, con lo de Rusia se había dado un golpe tremendo y queda todo este concepto de transición. Cerca del 87% de la matriz mundial sigue siendo combustibles fósiles”.

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Energía segura y asequible vs. el camino «verde»

El sector de mayor consumo de energía mundial es la producción industrial y, en ese contexto, Dreizzen insistió en que Argentina debería gasificar su economía para reducir costos y atraer inversiones: “Siempre me pregunto por qué volvieron a fabricarse autos en Estados Unidos. El motivo es la energía barata. ¿Por qué no usar el gas para más industria? Tenemos una cultura gasífera”, indicó.

Pero existen proyectos que buscan una alternativa que puede hacerlos competir en otra liga. Es el caso de Sidersa, tal como contó PERFIL, que anunció una inversión de USD 300 millones vía RIGI para una planta siderúrgica en San Nicolás que tiene el objetivo de producir acero verde. Un producto que utilizará energía de parques eólicos y podría alcanzar las expectativas europeas, que tiene como objetivo que todo el acero que reciba tiene que ser sustentable, con menos emisión de dióxido de carbono.

Acero verde: la apuesta para competir con China

En la producción de acero, China es líder indiscutible, con un inmenso volumen que hace caer el precio del activo, capacidad de crecimiento acelerado, fuerte apoyo gubernamental y una constante modernización tecnológica. El costado negativo es que enfrenta el desafío de equilibrar su dominio económico con los imperativos de la sostenibilidad ambiental.

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Ahí es donde las empresas que buscan producir el metal con menos contaminación tienen la expectativa de llenar el hueco en el que el gigante asiático no puede competir. Fuentes del sector contaron a PERFIL que esta novedad de Sidersa metió ruido y tensión con sus quienes ahora son sus competidores: la T —compite con productos de Ternium— y también con Acindar, que son los principales jugadores en este sector.

Si bien el grupo del magnate Paolo Rocca está avanzando en la construcción de su segundo parque eólico que, junto con el primero, contribuirá a la reducción de emisiones y el objetivo es reducir el CO2 un 30% para 2030, hasta ahora no planteó la producción de acero verde. Acindar va por el mismo camino: está implementando una estrategia de descarbonización a través de la inversión en energías renovables y el uso de chatarra.

A modo de síntesis, Martínez Álvarez señaló: “El gas permite crecer en exportaciones, pero también genera valor agregado local. Habilita el desarrollo de industrias de alto consumo energético y nos permite pensar en un país con energía competitiva”. El debate sobre la industria energética pasa por apostar por un modelo pragmático y de corto plazo que es competitivo y genera valor, o arriesgarse a la vanguardia de la descarbonización para competir en los mercados del futuro.

AM/ML

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