En el marco del Día Mundial del Perro, Catamarca tiene su propia historia para contar. En la Plaza de Sumalao, ubicada en el departamento Valle Viejo, un perro callejero se convirtió en un inesperado atractivo turístico gracias a su peculiar costumbre: jugar con una piedra que los visitantes le arrojan.
Fue una turista quien dio a conocer el caso en las redes sociales. Al buscar en Google sitios para visitar, encontró referencias al “perro de la piedra” y decidió comprobarlo por sí misma. Grande fue su sorpresa cuando el animal comenzó a correr tras la piedra, la atrapó y la trajo de regreso para seguir el juego. Desde entonces, muchos vecinos y curiosos se acercan a la plaza solo para verlo jugar.
Quienes lo frecuentan aseguran que es un perro dócil, amigable y solo busca divertirse. Si bien, tiene dueño, recibe cariño de todos los que tienen la posibilidad de interactuar con él: es alimentado por vecinos y protegido por la comunidad. La historia se viralizó en la red social X (ex Twitter) y rápidamente despertó ternura entre usuarios catamarqueños y de otros puntos del país.
¿Por qué se celebra el Día del Perro?
El Día Mundial del Perro se conmemora cada 21 de julio con el objetivo de poner en valor la importancia de estos animales en la vida cotidiana, ya sea como compañía, asistentes en tareas terapéuticas o funciones de seguridad. Además de exaltar sus cualidades, la fecha busca promover la adopción responsable y el rescate de perros en situación de calle.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 70% de la población canina mundial no tiene hogar, lo que representa un llamado urgente a reforzar la conciencia social sobre el cuidado y protección de estos animales.
En la Argentina también existe el Día Nacional del Perro, que se conmemora cada 2 de junio en homenaje a Chonino, un perro de la Policía Federal que murió en acto de servicio en 1983 y se convirtió en símbolo de fidelidad y valentía.
Un perro, una piedra y una gran lección
La historia del perro de la piedra de Sumalao es simple, pero deja una enseñanza poderosa en este día: no hace falta pedigree ni grandes escenarios para dejar una huella. A veces, un gesto tan sencillo como devolver una piedra puede construir puentes de ternura, empatía y cuidado entre humanos y animales.