Charly y Fito en Catamarca: la historia de un show inolvidable que revive en el Día Nacional del Rock

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En el Día Nacional del Rock Argentino, vale la pena recordar uno de los hitos culturales que vivió Catamarca en los años ’80: la visita de Charly García, leyenda viva de la música nacional, quien ofreció un concierto en el Polideportivo Fray Mamerto Esquiú, en el marco de la gira del disco “Piano Bar”.

Aquel recital, que tuvo lugar a mediados de la década de 1980, no solo trajo a la provincia al mayor exponente del rock local, sino también a otro gigante: Fito Páez, que por entonces era parte de la banda de Charly.


El show, el caos y el beso

La noche fue intensa. Según relata el propio Páez en uno de sus libros, mientras la música sonaba a todo volumen, desde el público comenzaron a volar objetos de todo tipo: zanahorias, tomates, botellas de agua y cerveza, zapallos y más. El malestar habría surgido por declaraciones previas de García, quien en una entrevista había dicho que no le gustaba tocar en «pueblos chicos».

En medio del caos, Charly tomó una decisión inesperada: le dio a Fito un beso apasionado en la boca, un gesto provocador y poético al mismo tiempo. Curiosamente, el ambiente se calmó después de eso. Ya no volaron más proyectiles. Solo quedó la música.


Una foto para la historia

En la página de Facebook “Antigua Catamarca”, una imagen también rescata ese momento icónico. Allí se ve a Charly García en la puerta del Hotel Ancasti, junto a Miguel Ángel Vázquez Sastre y varios fans. En la misma foto pueden distinguirse el tradicional Hotel Suma Huasi y el restaurante La Tinaja, símbolos de la época.


Una visita que quedó grabada

Aunque el recital fue agitado, la presencia de Charly García en Catamarca es parte de la memoria colectiva del rock en la provincia. En una época en la que estas figuras eran casi mitos vivientes, verlos de cerca —y en escenarios locales— fue un privilegio.

Hoy, en el Día Nacional del Rock, el recuerdo de aquella noche vuelve a sonar con fuerza. Como una guitarra distorsionada que no se apaga. Como un beso que calma el caos.

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