miércoles, 2 de julio de 2025 19:00
Detrás de la sonrisa cálida y la presencia firme con la que conduce en Telefe, hay una historia que pocos conocen. China Ansa, una de las periodistas más queridas de la televisión argentina, sorprendió al abrir su corazón y contar una parte desconocida de su infancia: una noche, junto a su madre, durmieron en la calle por no poder acceder a un alquiler. “No era que pasábamos hambre, pero no teníamos dónde vivir sin una garantía”, confesó, dejando ver una infancia marcada por la incertidumbre.
El relato, lejos de buscar la compasión del público, fue compartido con una sinceridad desarmante. China Ansa no se victimizó, sino que mostró cómo aquellos días difíciles moldearon su carácter y su perseverancia. Conmovió no solo por el contenido de sus palabras, sino por la entereza con la que revivió un recuerdo tan doloroso. “Fue una noche en una plaza, con mi mamá, buscando resguardo donde se pudiera”, recordó.
Desde joven, China Ansa supo que su destino estaba vinculado a la comunicación. A los 17 años, en un test vocacional, se dibujó a sí misma recibiendo un Martín Fierro, un gesto que parecía ingenuo en ese momento, pero que terminó siendo una proyección poderosa. Años después, esa imagen se volvió realidad cuando fue distinguida como Revelación por su trabajo en Escape Perfecto.
Criada en Avellaneda, su adolescencia estuvo marcada por el esfuerzo. Para poder estudiar en la UBA, trabajó en todo lo que pudo: fue moza, atendió teléfonos, repartió currículums sin conocer a nadie en el medio. Incluso trabajó de madrugada en un local de sushi en Puerto Madero. El camino fue largo y lleno de obstáculos, pero nunca bajó los brazos.
Sus primeros pasos en los medios fueron tras bambalinas. En radios como Pop y Mega empezó cargando datos, luego se desempeñó como trafficker y más tarde como implementadora de PNT en C5N. Su ingreso a la televisión frente a cámara fue casi accidental, cuando se ofreció a reemplazar al meteorólogo que faltó. Esa casualidad marcó el inicio de una nueva etapa.
A lo largo de su camino, China Ansa también enfrentó prejuicios y comentarios desalentadores. Más de una vez le dijeron que no tenía el «perfil» para la televisión o que era “demasiado seria” para ciertos formatos. Sin embargo, lejos de dejarse vencer, convirtió cada crítica en motivación. Consciente de que su historia no encajaba en los moldes tradicionales del medio, eligió destacarse por su autenticidad, su compromiso y una ética de trabajo que hoy es reconocida por colegas y espectadores por igual.
En PH: Podemos Hablar, China Ansa se animó a mostrar su lado más íntimo. Con los ojos vidriosos, pidió que “el agua se lleve los momentos tristes” y habló de la importancia de sanar las heridas del pasado. Su testimonio emocionó a todos y sirvió como un faro para quienes también atravesaron momentos duros.
Hoy, con 34 años, es mamá, espera a su segundo hijo y conduce exitosos programas en Telefe. Pero su mayor logro no está en la pantalla, sino en haber convertido el dolor en fuerza. La historia de China Ansa demuestra que los sueños también pueden nacer en medio de la adversidad y, con esfuerzo, hacerse realidad.