En la Cámara de Sentencia en lo Criminal de Segunda Nominación se llevó a cabo un debate por un caso de abuso sexual en la infancia (ASI) intrafamiliar. El acusado confesó haber ultrajado a una niña pequeña, hija de su pareja. El Tribunal lo declaró culpable y lo condenó a la pena de tres años y ocho meses de prisión efectiva. No obstante, mantendrá la libertad hasta que el fallo quede firme.
Debido a la índole del delito, el debate se desarrolló a puertas cerradas. De acuerdo con información a la que pudo acceder El Ancasti, los ultrajes se cometieron entre 2019 y 2020, cuando la niña tenía entre siete y ocho años. El acusado –actualmente de 37 años, cuyos datos se resguardan para proteger a la víctima-, pareja de la madre de la nena, aprovechó los momentos en que quedaba a solas con la niña para ultrajarla. Por estos hechos, fue imputado por los delitos de “abuso sexual sin acceso carnal calificado por ser cometido en perjuicio de una menor de 13 años valiéndose de una situación de guarda preexistente” y “abuso sexual sin acceso carnal”. Durante la investigación, el acusado se mantuvo en silencio y no declaró.
El imputado confesó. Reconoció que abusó de una niña pequeña, hija de su pareja, y pidió perdón. Dada la confesión, el fiscal de Cámara Augusto Barros mantuvo la acusación y pidió una pena de tres años y ocho meses –pena de cumplimiento efectivo-. La abogada de la querella Yanina Mohaded y la asesora de Menores Carolina Acuña Barrionuevo adhirieron a lo solicitado por el Ministerio Público Fiscal. A su turno, Orlando del Señor Barrientos, abogado del foro local a cargo de la defensa, solicitó la pena mínima para su asistido.
Tras escuchar los alegatos, el Tribunal, integrado por los jueces Silvio Martoccia, Miguel Lozano Gilyam y Luis Guillamondegui, pasó a deliberar. Finalmente, por mayoría, el acusado fue declarado culpable por los delitos que se le habían reprochado. En consecuencia, se lo condenó a la pena de tres años y ocho meses de prisión, según lo solicitado por el Ministerio Público Fiscal con adhesión de la querella y de la asesora de Menores. A la vez, se dispuso que mantenga la libertad hasta que la sentencia quede firme. Al respecto, se ordenaron pautas de conducta.
Puertas adentro
El abuso sexual en la infancia (ASI) es una de las formas de violencia más extrema que niños, niñas y adolescentes pueden sufrir. No obstante, el dato más importante que advierten los profesionales en esta temática es que en la gran mayoría de los casos se trata de abusos sexuales intrafamiliares: padre, abuelo, hermano, tío o primo son los principales sospechosos.
Además de vulnerar a chicos y chicas, el ASI rompe a las familias. Por ello, el silencio siempre juega en contra. Los especialistas advierten que, en ocasiones, “el costo de decir puede ser más elevado que el costo de callar”. El victimario realiza un abuso de poder. A través de diversos mecanismos de manipulación y amenaza, quien abusa genera en la víctima un sentimiento de culpa y vergüenza. Es por ese motivo que quienes lo sufren pueden tardar mucho tiempo, incluso años, hasta que pueden poner en palabras lo que les sucedió.
Al respecto, especialistas en esta temática advierten que la familia “puede ser un territorio favorable” para maltratar y abusar de chicos y chicas. Niños, niñas y adolescentes suelen ser silenciados por sus propios agresores mediante distintas estrategias. El agresor sexual se vale del miedo, la culpa y la manipulación. De esta manera, promueve la impunidad en estos actos de violencia. “Se trata de una órbita de violencia, de la familia como prisión”, se remarcó.
A la vez, se destacó que la vulnerabilidad en estos casos reside en el hecho de que chicos y chicas, por su inocencia, condición física o sexual no comprenden la criminalidad de los ultrajes, más aún cuando el agresor es padre o un familiar cercano. “Estos agresores se aprovechan del amor y la confianza. Niños, niñas y adolescentes advierten que algo malo está sucediendo; suelen reprimir los recuerdos y tienden a normalizar o tolerar aquellos actos degradantes y tortuosos, quedando atrapados en un círculo de silencios y secretos familiares”, explicaron.
En este sentido, se destacó que muchos chicos y chicas víctimas de abuso sexual o violencia intrafamiliar no reaccionan porque han normalizado estos ultrajes. «El agresor cohíbe mediante el miedo y culpa, sumado al estado de indefensión que los invade. Normalmente, el silencio no suele estar dado por un único hecho sino por varios hechos y agravados”, detallaron.
En alerta
Los delitos contra la integridad sexual de niños, niñas y adolescentes son de orden público. Es decir, ante la sospecha, duda o certeza debe realizarse la denuncia.
No se requiere la autorización de los padres de los niños. La prioridad es resguardarlos.
La Línea 102 de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes funciona las 24 horas, los 365 días. A la vez, el Servicio Local de Capital de Promoción y Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes cuenta con la línea 3834 606915. A través de este servicio, se pueden realizar consultas y asesoramiento.