Un ciclista estadounidense vive el caos en Irán tras los bombardeos israelíes

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miércoles, 18 de junio de 2025 19:20

Ian Andersen recorría Irán en bicicleta la semana pasada cuando Israel emprendió ataques contra instalaciones nucleares iraníes y dirigieron ataques a líderes militares, lo que generó una contundente respuesta de Teherán con misiles.

El ciclista de 32 años, originario de Minnetonka, Minnesota, no anticipó que se vería inmerso en un verdadero campo de batalla. El lunes, se vio obligado a huir hacia Azerbaiyán.

“Las bombas empezaron a caer”, relató Andersen el miércoles en una videollamada desde un hotel en Bakú, la capital azerí. “Fue extremadamente aterrador”.

Andersen realizaba una misión personal en bicicleta a través de los siete continentes. En Irán había viajado con un guía local, un requisito para ciudadanos estadounidenses, y había compartido sus experiencias a través de videos con sus miles de seguidores en redes sociales a partir de principios de mes.

El viernes, cuando comenzó la lluvia de bombas, se encontraba en la ruta que unía la ciudad de Chalus, en la costa del mar Caspio, con Teherán, donde planeaba solicitar una visa para Afganistán con el objetivo de dirigirse a Asia Central y, eventualmente, a Rusia.

“Fue el peor momento posible”, expresó Andersen mientras se refugiaba en un lugar seguro, decidiendo hablar en español para ocultar su nacionalidad. Observó largas filas de vehículos que se huían de Teherán, mientras sus familiares, amigos y seguidores se preocupaban por su bienestar.

Finalmente, el Departamento de Estado de Estados Unidos le recomendó a Andersen trasladarse a Azerbaiyán o Turquía. Con su VPN bloqueada, un amigo en Los Ángeles solicitó una visa para él, la cual fue aprobada de manera extraordinaria por la Embajada de EE.UU. en Bakú.

Andersen suspendió momentáneamente su plan de ciclismo. Continuar habría sido “un poco loco”, reconoció. “Algunos pensaron que actuaba de forma imprudente al llegar allí”. En cambio, su decisión de salir fue, según él, la más segura e inteligente en ese momento.

Sus planes futuros son inciertos. Había renunciado a su trabajo como gerente de proyectos en construcción para poder recorrer el mundo en bicicleta, un sueño que representa su escape personal tras enfrentarse a adicciones y trastornos de atención.

El ciclismo ha sido su pasión, y aunque admitió que quizás fue ingenuo por confiar en que podría continuar su viaje en medio del conflicto, no se arrepiente de la evolución que ha tomado su aventura.

Recordó momentos de peligro pasados, como un incidente en 2023 en Kenia, donde un hombre lo amenazó con una lanza. “Siempre hay riesgos, y hay que aceptarlos”, reflexionó.

Andersen planea tomar un ferry a través del mar Caspio hacia Kazajistán y luego pedalear hacia Uzbekistán, aunque no tiene claro su destino final.

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