Si bien es común encontrar a los perros de un productor vitivinícola reposando entre los viñedos, ciertos ejemplares cumplen funciones específicas en las bodegas. Gracias a su excelente capacidad olfativa, estos animales logran identificar enfermedades e impurezas que podrían afectar la integridad de las parras, las cubas de roble y el producto final a nivel global.
Elementos como el TCA (2,4,6-tricloroanisol) pueden arruinar el vino al afectar las taponaduras, las barricas y los materiales de empaque. Fue así como en 2012, tres labradores retriever llamados Ambrosía, Moro y Odiseo se sumaron al equipo de la fábrica de toneles chilena TN Coopers para colaborar en la identificación del TCA en la madera empleada para la producción artesanal de barricas vinícolas.
A diferencia de los equipos electrónicos que solo perciben la presencia de TCA y otros haloanisoles en el ambiente, los caninos son capaces de señalar con exactitud qué tonel, palé o manguera presenta el problema. En una nave con un millar de barricas, esta destreza resulta invaluable, detalla Alejandro Fantoni Jr., uno de los directivos de la tonelería.
Cuando un perro localiza un olor a impureza, dirige su hocico hacia el origen y se mantiene quieto. “Los labradores son muy inteligentes y fáciles de adiestrar, además de poseer un olfato extraordinario. Detectan concentraciones mínimas”, asegura Fantoni. “Algunas personas les temen a los perros y nosotros trabajamos con gente. Por eso elegimos labradores, porque son dóciles”. Cuando portan sus chalecos de trabajo, los labradores mantienen la concentración, comenta Fantoni. Al concluir su labor, se les retira el chaleco y su premio es jugar con una pelota.
Éxito en la implementación
El programa de detección aromática ha sido tan efectivo que TN Coopers ha formado a más labradores. Entre ellos, cuatro llamados Mamba, Zamba, Bonny y Clyde. Además, proyecta entrenar a una nueva camada cuyos nombres aún están por definirse. El equipo canino ha sido solicitado para revisar depósitos y contenedores de transporte en bodegas de Chile y Argentina.
Asimismo, TN Coopers participa en la capacitación de perros detectores de TCA y TBA para fábricas de cerveza y destilerías alrededor del planeta. La tonelería también realiza exhibiciones en bodegas californianas como parte del Proyecto Natinga de la organización, que busca difundir cómo los canes detectores pueden beneficiar al sector. «Los enólogos se dedican a crear un producto lo más perfecto posible. Confían plenamente en nuestros artículos, por lo que estos deben ser impecables para ellos», señala Fantoni. «La respuesta fue la naturaleza junto con los perros».
Los estudios científicos también respaldan el potencial de los perros para asistir a los vitivinicultores. En Australia, Sonja Needs, investigadora en viticultura y zootecnia de la Universidad de Melbourne, adiestró con éxito a un pastor alemán llamado Luthe. Su función es detectar el hongo Eutypa en las cepas y la levadura Brettanomyces, responsable del deterioro de la uva, en barricas de madera y maquinaria de bodegas. En la actualidad investiga cómo los perros detectores podrían ayudar a manejar la filoxera, un insecto tristemente célebre por arrasar viñedos.
El caso de California
En Napa, cuatro golden retrievers llamados Ros, Rigo, Richardson y Rousek identificaron la feromona de las cochinillas hembra en la bodega Honig Vineyard & Winery durante un plan piloto en 2005. El presidente Michael Honig relató que los canes fueron entrenados para reconocer el aroma durante aproximadamente año y medio en la Universidad Bergin de Estudios Caninos en Penngrove, California.
“Consiguieron que los perros se concentraran en el olor y, finalmente, los llevaron al viñedo. Así, pudieron recorrer la propiedad en su búsqueda y, en un momento, se detenían y ladraban”, explicó. “Entonces, con palas y lupas, logramos determinar qué cepas estaban comprometidas en esa área y eliminar esas pocas plantas antes de que la plaga afectara toda la propiedad”.
Bonnie Bergin, doctora en Educación y fundadora de la Universidad Bergin de Estudios Caninos y de la organización sin ánimo de lucro Canine Companions for Independence, dedicada a los perros de asistencia, afirma que los caninos sobresalen en diversas labores de identificación de olores. Desde trufas hasta explosivos y estupefacientes, pasando por la feromona de la cochinilla de la vid, se destacan por su agudo sentido del olfato y porque disfrutan de la búsqueda. Mediante técnicas de entrenamiento positivo, la tarea se transforma en un juego. «La visión es el sentido principal de los humanos», aclara. «Así es como vemos el mundo. El olfato es la forma principal en que los perros lo interpretan. Por eso, les fascina».
