Las defensas de Jorge Castro y su madre Mónica Murúa, quienes el último jueves fueron condenados por unanimidad en juicio por jurados por el asesinato de Miguel Ángel “Látigo” Ferreyra, intentarán revertir el fallo. Lo harán presentando el recurso de casación ante la Corte de Justicia, de acuerdo con la información a la que accedió El Ancasti.
Pero antes de realizar este planteo, las defensas deberán afrontar la audiencia de cesura de pena, que se hará este martes. En ese acto procesal, se fijará el monto de la pena que deberán cumplir -en principio- Castro y Murúa por el crimen.
En la ocasión, la Fiscalía, la querella y las defensas deberán plantear cuántos años de pena le corresponden a cada uno. Este planteo lo harán ante el juez director del proceso, Silvio Martoccia. Luego de escuchar a las partes, Martoccia definirá la pena que tendrán que cumplir.
Castro puede ser sentenciado a una pena de entre 8 a 25 años de prisión efectiva. Murúa, por su parte, a una pena de entre 5 años y medio hasta 12 años y medio. En este proceso, Castro es representado por el abogado Jorge Bracamonte (hijo) y Murúa, por el letrado Gabriel Quiroga Barros.
Tanto Castro como Murúa llegaron al juicio detenidos con prisión preventiva. Están encarcelados desde hace más de dos años. Castro estaba alojado en el Servicio Penitenciario Provincial (SPP) de Miraflores, en Capayán.
Murúa, en la Unidad Penal de Mujeres N° 2, en la Capital. Esto significa que ya tienen parte de la condena cumplida. El homicidio por el que fueron condenados Castro y Murúa ocurrió el 10 de septiembre de 2023 en el barrio 140 Viviendas, en Valle Viejo.
A “Latigo” lo ultimaron de un puntazo en el pecho. Ese día, alrededor de las 10.15, Ferreyra se encontraba junto con varias personas consumiendo bebidas alcohólicas en la vía pública, cerca del “Canal de la Muerte”.
Castro llegó al lugar en una motocicleta y discutió con la víctima debido a supuestos conflictos previos. El enfrentamiento derivó en una pelea a golpes de puño, que fue interrumpida por un testigo.
Luego, Castro se retiró del lugar pero regresó minutos después a pie, acompañado por su madre Murúa. Llevaba consigo dos cuchillos y una pala. En tanto que Murúa portaba un látigo.
Al reencontrarse con Ferreyra, Murúa lo insultó e incitó a pelear, al tiempo que le propinaba golpes con el látigo. Un testigo intentó mediar y evitar la agresión interponiendo su motocicleta.
La víctima intentó alejarse caminando, pero Castro y Murúa lo alcanzaron en la intersección de calle José Luis de Galarza y una calle sin nombre del barrio.Allí, Castro golpeó a la víctima con la pala, mientras Murúa continuaba atacándolo con el látigo.
Finalmente, con Ferreyra ya sin poder defenderse, Castro le asestó una puñalada en el tórax con un cuchillo, provocándole la muerte, según la acusación de la Fiscalía.
Fiscal
El fiscal de Cámara, Augusto Barros, uno de los representantes del Ministerio Público Fiscal (MPF) en el juicio, consideró que Castro -quien tiene un retraso madurativo moderado- tuvo la capacidad para ultimar a la víctima. Barros remarcó que “claramente ha quedado demostrado que Jorge Castro tuvo la posibilidad y la capacidad para, después de una pelea, ir, buscar un arma, volver y darle muerte a Ferreyra. Hay por lo menos un claro entendimiento de Jorge Castro respecto de su víctima”.
