domingo, 12 de octubre de 2025 09:46
El fantasma de la convertibilidad, el régimen económico que ató el valor del peso al dólar durante más de una década, ha regresado al centro del debate nacional tras el anuncio de un supuesto «nuevo plan de convertibilidad» que el presidente Javier Milei tendría listo para revelar tras su reunión con Donald Trump.
El economista Antonio Aracre fue quien generó el revuelo en el canal C5N al asegurar que el gobierno cuenta con un fuerte apoyo financiero de Estados Unidos, incluyendo un swap de $20.000 millones, que serviría como base para reeditar el sistema que marcó la era del menemismo. El anuncio provocó una inmediata comparación con la Ley de Convertibilidad N° 23.928 implementada el 1 de abril de 1991 bajo la gestión del ministro Domingo Cavallo, que fijó legalmente la paridad de un peso por un dólar.
El legado del «Uno a Uno»
La convertibilidad se basó en un mecanismo estricto: el Banco Central solo podía emitir moneda si estaba respaldada por reservas internacionales. Este sistema fue inicialmente aclamado por su éxito fulminante en el control de la hiperinflación que asolaba el país, trayendo consigo una estabilidad de precios inédita y un boom de consumo. Dicha prosperidad fue clave para la reelección de Carlos Menem en 1995.
Sin embargo, los costos del «uno a uno» resultaron ser catastróficos a largo plazo. La apertura comercial total con un dólar artificialmente «barato» llevó a la desindustrialización masiva y al cierre de cientos de fábricas, lo que catapultó la tasa de desempleo desde un 8 % hasta un máximo histórico de 18.4 % en 1995. Además, la imposibilidad de financiar el déficit con emisión obligó al Estado a recurrir a privatizaciones y un endeudamiento externo que disparó la deuda pública de $61.000 millones en 1991 a más de $140.000 millones en 2001.
El golpe final llegó con la pérdida de competitividad tras las devaluaciones de los países vecinos, particularmente Brasil, lo que liquidó las exportaciones argentinas. La combinación de estos factores desembocó en una profunda recesión que inició en 1998 y culminó en la crisis social y económica de 2001, marcada por el «corralito» y la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa.
La promesa del nuevo esquema
Según Antonio Aracre, el nuevo plan de Milei busca evitar los errores del pasado apoyándose en el salvataje financiero de Washington. El economista afirmó que el swap de $20.000 millones no solo garantizaría los pagos de deuda por los próximos dos años, sino que Estados Unidos se comprometería activamente a intervenir en el mercado para «mantener el tipo de cambio a raya». «Los argentinos estamos en condiciones de volver a soñar con esa convertibilidad que tuvimos en los 90», concluyó Aracre, reabriendo la controversia sobre si la estabilidad a corto plazo justifica el riesgo de un colapso económico estructural.