Una situación calificada como “aberrante” por parte de la comunidad educativa sacudió este jueves a la Escuela Preuniversitaria Fray Mamerto Esquiú, conocida como La Fray. Según relataron varios padres a INFORAMA, la directora Cora Modotti ingresó a diferentes cursos acompañada por personal de la institución y obligó a las alumnas a permanecer de pie mientras se les medía el largo de las polleras frente a todo el curso.
De acuerdo a los testimonios, en algunos casos las estudiantes fueron obligadas a subirse a los bancos o girar sobre sí mismas, mientras la autoridad escolar evaluaba la ropa “apta o no apta” y registraba los nombres en un cuaderno. Todo ocurrió entre burlas y comentarios de los compañeros varones, quienes —según denunciaron los padres— a partir de allí continuaron hostigando a las chicas con burlas y groserías.
“Las avergonzaron delante de todos, fue una humillación innecesaria que nada tiene que ver con la educación”, sostuvo uno de los progenitores. Otra madre añadió que su hija volvió a la casa “muy incómoda y dolida”, y cuestionó que una directora mujer exponga de esa manera a las alumnas.
Los testimonios coinciden en que la medida se repitió en varios cursos. En todos los casos, las adolescentes fueron tratadas con expresiones como “tremendas” o con advertencias de que “debían alargar la pollera” y «dejar esas cosas para el boliche».
La situación generó una ola de indignación en la comunidad escolar. Padres y madres ya fueron convocados a una reunión el próximo lunes, donde se espera que el tema sea abordado de manera urgente.
Una práctica cuestionada
Especialistas en educación y psicología suelen advertir que el control de la vestimenta no puede ejercerse mediante la exposición pública ni la ridiculización, menos aún en instituciones escolares. Estas prácticas, lejos de promover un ambiente sano, potencian el bullying y la violencia simbólica, dejando a las estudiantes en un estado de vulnerabilidad.
El abordaje adecuado, remarcan, debería centrarse en acompañar, orientar y contener, generando instancias de diálogo y no de vergüenza.