En una jornada negra para el presidente Javier Milei la oposición aprobó en el Senado un proyecto de reforma a la ley que regula los decretos de necesidad y urgencia (DNU), una herramienta que hasta ahora le permitió al mandatario tomar medidas sin pasar por un Congreso cuya mayoría opositora está cada vez más sólida.
La iniciativa fue aprobada y girada a la Cámara de Diputados con 56 votos a favor, 8 en contra y 2 abstenciones, luego del debate en el que una abrumadora mayoría dejó sin efecto el veto de Milei a la ley de emergencia en discapacidad. Junto a los DNU, el veto es la otra «arma» del líder libertario para defender su plan de ajuste fiscal, por lo que el Senado pintó un panorama complejo para adelante.
El proyecto fue presentado por la cordobesa Alejandra Vigo -esposa de Juan Schiaretti, referente de Provincias Unidas- y se empezó a mover de apuro hace dos semanas, cuando Unión por la Patria y senadores radicales y de bloques provinciales lo hicieron circular por los despachos para juntar firmas y alcanzar así el dictamen.
El apuro no es casual. «La idea es aprobarlo antes de las elecciones», deslizó a iProfesional una fuente de la oposición. El plan es que Diputados aproveche el envión y busque una mayoría para convertirlo en ley antes de que cambie la composición del Congreso en diciembre, dado que el oficialismo podría sumar las bancas suficientes como para que le sea más fácil blindar los decretos de Milei, con las reglas actuales.
Javier Milei, frente a otro desafío de la oposición: ¿qué cambios quieren hacer en los DNU?
El proyecto de la oposición propone modificar la ley 26.122 para que los DNU queden sin efecto con el rechazo de una sola Cámara del Congreso y no de las dos, como ocurre hoy. Es decir que al Gobierno ya no le alcanzaría con bloquear o demorar el rechazo solo en Diputados o solo en el Senado.
Este es el punto más incómodo para Milei, que hasta ahora logró sostener casi todos sus decretos precisamente por esa regla. El ejemplo paradigmático es el «mega DNU» (el 70/2023) con el que inauguró su gestión en 2023 y sirvió de columna vertebral para la Ley Bases. Sigue vigente porque solo lo rechazó el Senado y no Diputados.
No obstante, el proyecto tiene otras modificaciones que limitarían el uso frecuente que hace Milei de esta herramienta. Una es que se fijaría un plazo de 90 días para que el Senado y Diputados aprueben cualquier DNU, de lo contrarío caerá automáticamente. Es un cambio sustancial, dado que actualmente, eso no existe y cualquier decreto sigue vigente mientras no sea rechazado por ambas Cámaras. Es lo que se llama «sanción ficta».
A eso el proyecto le suma que cada DNU deberá abarcar una única materia, es decir, ya no podrían dictar normas para áreas diversas, como hizo Milei con el mismo decreto 70/2023. En un caso así, cada materia requerirá de un DNU específico, para que el Congreso los analice individualmente.
El giro del kirchnerismo con los DNU y la estrategia opositora en el Congreso
La ley 26.122 que marca las reglas para los DNU data de 2006 y fue impulsada por la entonces senadora y primera dama, Cristina Kirchner. Paradójicamente, la propuesta que empujan ahora sus senadores plantea volver a un esquema anterior y ponerle fin a la llamada «sanción ficta» de los decretos que el kirchnerismo supo defender a capa y espada cuando fueron gobierno.
La contradicción se explica -obviamente- porque ahora son oposición y porque del otro lado está Milei, para quien hasta ahora los DNU son una forma de gobernar sin tener que negociar con gobernadores ni legisladores la aprobación de una ley. Esta práctica es cuestionada por distintos sectores, varios de los cuales fueron aliados del Gobierno hasta hace poco pero el clima electoral y el estilo confrontativo de los libertarios los fue alejando.
La oposición pone la mira en el día después de las elecciones. Todos esperan que LLA tenga algún crecimiento en el Congreso y temen que consiga una cantidad de diputados que le permita, a partir de diciembre, alcanzar un tercio de la Cámara baja, número con el que puede impedir que los demás alcancen la mayoría de dos tercios requerida para rechazar un DNU.
Senadores y diputados creen que si el oficialismo llega a ese número, Milei podría usar mucho más seguido los DNU y saltearse al Congreso, con la confianza de tener asegurado el tercio que bloquea el rechazo al menos en una de las Cámaras. La exigencia de buscar la aprobación de las dos y el plazo que propone el proyecto dificultarían maniobra.
El plan opositor con la mira en las elecciones y la nueva presión para Milei
Por eso, la idea sobre la que trabajó la oposición del Senado fue apurar la media sanción al proyecto para que la Cámara baja llegue eventualmente a convertirlo en ley antes de las elecciones nacionales del 26 de octubre o, en su defecto, antes del recambio que se concreta en diciembre.
En los cálculos entra otro detalle: si la ley se aprueba, Milei podría vetarla y obligarlos a reunir una mayoría especial para ratificarla. El escenario puede cambiar según el resultado de las elecciones. Es posible que un triunfo de LLA le quite impulso a la oposición porque, en definitiva, la pulseada electoral es lo que alejó a muchos legisladores que antes apoyaban al oficialismo.
«Si ganamos las elecciones muchos van a levantar el pie del acelerador», resumió ante iProfesional una fuente oficialista con despacho en Casa Rosada. Salta a la vista que todo el debate alrededor de la posibilidad de limitar los DNU obedece a los cálculos políticos de cada sector, incluido el Gobierno, en el marco de un año electoral.
Esto le pone también presión a La Libertad Avanza de cara a las elecciones de octubre. Según deslizan, además del triunfo que necesitan para enviar una señal de gobernabilidad, esperan sumar entre 40 y 50 diputados para les permita alcanzar el tercio. En plena campaña, sin embargo, se les suma el desafío de contener la nueva avanzada opositora, para no encontrarse con un problema nuevo a partir del 10 de diciembre.
Por el momento, el proyecto que busca limitar a Javier Milei en el uso de los DNU avanza en el Congreso. El oficialismo hace ya varias sesiones que no consigue marcar la agenda legislativa ni contener la que impulsa la oposición a contramano de sus deseos. El devenir de esta situación parece depender exclusivamente del resultado de las elecciones de octubre.