miércoles, 20 de agosto de 2025 00:23
Catamarca fue sede del Encuentro de los Hogares de Cristo de la Región NOA, bajo el lema “Junto a María somos testigos de esperanza”.
Las jornadas tuvieron como escenario el Centro de Integración e Identidad Ciudadana (CIIC), antiguo Sussex, que albergó a referentes de los Hogares de Cristo de Jujuy, Tucumán, La Rioja y Catamarca.
El primer día se concretó el recibimiento a los participantes y hubo un espacio para compartir entre las jurisdicciones eclesiásticas del Noroeste Argentino y un momento de oración.
El sábado se brindaron las charlas “Acompañando los vínculos”, “Acompañando el espacio de prevención, infancia y adolescencia” y “Acompañando los equipos”.
También disfrutaron de actividades recreativas, concluyendo con una peña, con guitarra, bombo y baile.
El domingo durante la mañana, se trabajó sobre “Reinserción laboral y proyecto de vida”; mientras que a las 15.00, se celebró la Santa Misa de clausura en el Santuario de la Gruta de la Virgen del Valle, presidida por el padre Federico Salmeron, de La Rioja, y concelebrada por los presbíteros Marcelo Durango, de Tucumán, y Eugenio Pachado, de Catamarca.
En su homilía, refiriéndose al texto del Evangelio del domingo, el padre Durango dijo que “así como se enciende el fuego del amor de Dios, también nosotros tenemos que encender interiormente ese fuego en los Hogares de Cristo; debemos alumbrar y ser testimonio para los niños, adolescentes, jóvenes, padres y madres”. Y animó a todos a trabajar en conjunto para llevar adelante esta obra de Dios en nuestro Noroeste Argentino”.
Con esta celebración eucarística se dio gracias a Dios por este encuentro que ayudó a reflexionar y proyectar la acción evangelizadora de los Hogares de Cristo en el NOA.
La importancia de los Hogares de Cristo en el NOA (Noroeste Argentino) radica en su labor de acompañamiento y contención a personas en situación de vulnerabilidad social y/o con consumos problemáticos de sustancias psicoactivas, priorizando la persona y su dignidad. Estos espacios, que se manifiestan como comunidades eclesiales, ofrecen un ambiente de acogida y esperanza.