El 11 de agosto también se conmemora a San Alejandro de Comana, una figura inusual y fascinante de la Iglesia primitiva. Nacido en el siglo III, Alejandro era un hombre de gran intelecto, un filósofo pagano que se convirtió al cristianismo y, por una profunda humildad, decidió esconder sus talentos y ganarse la vida como carbonero. Se mudó a la ciudad de Comana, en el Ponto, para vivir en el anonimato.
La Humildad que Llevó a la Grandeza
Cuando la comunidad cristiana de Comana se reunió para elegir un nuevo obispo, San Gregorio Taumaturgo, el obispo de Neocesarea, fue invitado a ayudar en la elección. Inspirado por Dios, San Gregorio insistió en que se eligiera al carbonero. Alejandro, a regañadientes, reveló su verdadera identidad. Conmovidos por su humildad y su profundo conocimiento de las Escrituras, la comunidad lo eligió obispo.
Un Pastor de la Fe
San Alejandro de Comana sirvió a su diócesis con gran fervor y sabiduría, convirtiéndose en un modelo de pastor. Finalmente, fue martirizado durante la persecución del emperador Decio. Su historia es un poderoso recordatorio de que la verdadera sabiduría y santidad a menudo se encuentran en los lugares más inesperados, y que la humildad es una virtud que agrada a Dios.
Oración
Oh, Dios, que te complaces en los humildes, concede a tu Iglesia, por la intercesión de San Alejandro de Comana, la gracia de buscarte en los caminos de la humildad y el servicio a los demás. Amén.
Este artículo forma parte de nuestro especial ‘Fe y Devoción en Agosto’. Descubri la guía completa del santoral del mes haciendo clic aquí.