Una noticia sacudió al mundo Hollywood por estas horas y dejó un vacío enorme en todos: Kelley Mack, actriz reconocida por su participación en series como The Walking Dead, 9-1-1 y Chicago Med, falleció a los 33 años el pasado sábado 2 de agosto en su ciudad natal, Cincinnati, Ohio.
La confirmación de la muerte de Kelley llegó a través de su círculo más íntimo. Mediante un comunicado oficial difundido en su cuenta de Instagram y en la plataforma CaringBridge, la familia compartió la causa del fallecimiento: un glioma del sistema nervioso central.
“Kelley falleció pacíficamente el sábado por la tarde con su amorosa madre Kristen y su tía Karen presentes”, reveló la familia de Mack. En esa misma línea, sumaron un mensaje cargado de simbolismo: “Kelley ya se ha manifestado ante muchos de sus seres queridos en forma de mariposas. Será extrañada por muchos de una manera tan profunda que las palabras no pueden describirlo”.
La despedida de Kelley concluyó con una frase que caló hondo entre sus seguidores: “Una luz brillante y ferviente ha pasado al más allá, hacia donde todos, eventualmente, debemos ir”.
LA DURA BATALLA DE KELLEY MACK CONTRA UN TUMOR CEREBRAL
La actriz nació como Kelley Klebenow y desde muy joven incursionó en la actuación, primero en comerciales y luego en proyectos que la llevaron a ganarse un lugar en el universo de Hollywood. En la novena temporada de The Walking Dead encarnó a Addy, una joven que luchaba por sobrevivir en un mundo hostil. También participó en 9-1-1 en 2019 y dio vida a Penelope Jacobs en Chicago Med.
Más allá de la actuación, Mack sumó experiencia como productora, prestó su voz en Spider-Man: Into the Spider-Verse y escribió guiones junto a su madre. Estudió cinematografía y vivió más de una década en Los Ángeles, donde forjó su camino artístico.
Pero todo cambió en septiembre de 2024. Luego de mudarse con su pareja, comenzó a sentir dolores lumbares persistentes. En noviembre, una resonancia reveló el origen: una masa en la médula espinal. El diagnóstico para Kelley fue devastador: glioma difuso de línea media, una variante poco común del astrocytoma.
Aun así, Kelley decidió contar su historia con entereza. “Debido a la cirugía de biopsia en mi médula espinal, he perdido el uso de mi pierna derecha y la mayor parte de la izquierda, así que ahora me desplazo con un andador y una silla de ruedas”, compartió.
En enero, la artista reflexionó sobre su proceso: “Ha sido un tiempo muy desafiante y emocional, que realmente puso a prueba mi fortaleza mental, fe y fuerza física”. Y en marzo, tras completar la terapia de radiación de protones, agregó: “En general, este camino no ha sido fácil, pero las cosas están mejorando; es difícil ver mejoras cuando estás en medio de todo”.
Kathryn Mack, hermana de Kelley, también quiso destacar su fuerza en los momentos finales: “Quiero que todos sepan lo valiente que fue esa maldita guerrera, especialmente cuando decidió dar el salto para reunirse con Dios. Estoy tan orgullosa de ella”.
Ahora, su legado vive no solo en sus personajes, sino también en el impacto emocional que dejó en quienes la conocieron. Sus restos serán homenajeados en Glendale, Ohio, el 16 de agosto, y más adelante, en una ceremonia en Los Ángeles.