La localidad de Laguna Blanca, ubicada al norte del Departamento Belén, se encuentra en plena tarea de recuperación luego de haber sido gravemente afectada por el viento zonda que azotó la zona, dejando gran parte del pueblo dañado y a sus habitantes en situación crítica. Frente a esta emergencia, se han difundido campañas que solicitan donaciones para la comunidad, pero el delegado local, Raúl Gutiérrez, aclaró que no se está pidiendo dinero en efectivo, sino materiales de construcción, insumos, forraje para los animales y otros recursos que permitan la reconstrucción del pueblo.
“Nadie de Laguna Blanca está pidiendo dinero en efectivo”, enfatizó Gutiérrez. “Solo pedimos a quienes quieran colaborar que lo hagan con elementos que ayuden a volver a levantar el pueblo, que quedó tan devastado por el viento zonda.”
El fenómeno natural provocó daños severos en viviendas, infraestructuras y el entorno productivo. Según un relevamiento realizado, cinco viviendas quedaron completamente destruidas y deberán ser reconstruidas desde cero, mientras que el 98 o 99% de las casas restantes sufrieron daños importantes en techos, paredes, tanques de reserva de agua y sistemas solares, dejando a la mayoría de las familias con pérdidas totales de sus instalaciones.
A pesar de la magnitud del daño, cerca del 60% de los pobladores ya están regresando a sus hogares, aunque se enfrentan a condiciones precarias, con suciedad y desorden en las viviendas y falta de insumos básicos de limpieza y desinfección.
Gutiérrez expresó su agradecimiento a la rápida respuesta del gobierno y distintas instituciones que se movilizaron para asistir a la comunidad. Destacó la labor conjunta del Ministerio de Desarrollo Social, la Secretaría de Vivienda, Bomberos Voluntarios y fuerzas de seguridad, quienes estuvieron presentes desde las primeras horas para garantizar atención, seguridad y salud.
Además, el delegado resaltó la solidaridad de municipios vecinos, entre ellos San José de Santa María, Antofagasta de la Sierra y Villa Vil, que enviaron donaciones, herramientas, camiones y personal para colaborar en las tareas de limpieza y reconstrucción.
“Queremos reconocer a todos los que nos ayudaron, porque sin su apoyo hubiera sido imposible comenzar a levantar la cabeza en tan poco tiempo,” afirmó Gutiérrez. “La colaboración de la gente y las instituciones fue fundamental para este proceso”. Con el esfuerzo colectivo, Laguna Blanca busca superar la crisis causada por el viento zonda y volver a ser un lugar habitable y productivo para sus habitantes, demostrando que la solidaridad es clave.