El 6 de agosto, el calendario litúrgico nos invita a subir a la montaña para contemplar uno de los momentos más luminosos y misteriosos de la vida de Jesús: La Transfiguración del Señor. No es la fiesta de un santo, sino una celebración centrada en Cristo mismo, un evento que fortaleció la fe de sus apóstoles y que sigue iluminando la nuestra.
¿Qué Sucedió en el Monte Tabor?
Los Evangelios nos narran que Jesús tomó consigo a tres de sus discípulos más cercanos, Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a un monte alto. Allí, «se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz». De repente, aparecieron junto a Él dos grandes figuras del Antiguo Testamento: Moisés, que representa la Ley, y Elías, que representa a los Profetas.
Mientras los apóstoles observaban atónitos, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: «Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección: escúchenlo». Este evento fue un anticipo de la gloria de la Resurrección, destinado a fortalecer a los discípulos para que pudieran soportar el escándalo de la Cruz que se avecinaba.
Un Mensaje para Nosotros Hoy
La Transfiguración no es solo un hecho histórico, es una catequesis profunda. Nos enseña que, aunque en nuestra vida diaria a menudo vemos el rostro sufriente de Cristo en la cruz de cada día, no debemos olvidar su rostro glorioso. Es una promesa de que nuestras propias luchas y sufrimientos, si los unimos a los de Cristo, también serán transfigurados en gloria. Para los fieles en Argentina y Catamarca, esta fiesta es un recordatorio de que nuestra fe no se basa solo en el sacrificio, sino en la esperanza cierta de la vida eterna y la visión de la gloria de Dios.
Oración para Contemplar a Cristo
Oh, Dios, que en la gloriosa Transfiguración de tu Hijo Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los profetas y manifestaste admirablemente la gloria que nos espera como hijos tuyos; concédenos escuchar la voz de tu Hijo muy amado, para que podamos ser un día coherederos de su misma gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
«Este artículo forma parte de nuestro especial ‘Fe y Devoción en Agosto’. Descubrí la guía completa del santoral del mes haciendo clic aquí.»
La voz del Padre dijo: «Escúchenlo». ¿En qué momento de tu día te tomas un tiempo para escuchar a Jesús? ¡Contanos tu experiencia!