Estaba previsto que ayer se diera la elección interna de la Unión Cívica Radical (UCR) para definir sus candidaturas de cara a las elecciones legislativas de octubre, pero finalmente la votación no se llevó a cabo. Esta situación dejó en evidencia la profunda polarización existente entre los sectores internos, pero especialmente en una subtrama de la historia: la disputa entre el actual rector de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCA), Oscar Arellano, quien respaldaba a la lista oficialista de Luis Fadel, y el senador nacional Flavio Fama, exrector, que postulaba a Silvana Carrizo y Juan Pablo Millán como sus candidatos.
La tensión pudo haberse evitado si se hubiese alcanzado un acuerdo por el segundo lugar en la lista de diputados provinciales, donde se enfrentaban los nombres de Silvana Carrizo, cercana a Fama, y Alicia Paz de la Quintana, quien cuenta con el apoyo del rector Arellano y es nuera del fallecido Eduardo Brizuela del Moral.
La realidad es que la disputa entre Fama y Arellano es de larga data. Ambos provienen de la UNCA, un factor de poder muy consistente y actualmente mucho más grande que la propia interna partidaria para definir el esquema de poder dentro del radicalismo: el de la UNCA es probablemente el tercer presupuesto más importante de la Provincia.
Históricamente, la casa de altos estudios ha sido una plataforma crucial para la proyección política dentro de la UCR, adquiriendo mayor relevancia en el contexto de la crisis acelerada del partido y la irrupción del fenómeno libertario.
Flavio Fama, exrector de la UNCA por 14 años (2007-2021) y actual senador nacional con mandato hasta diciembre de 2027, construyó su base política desde el rectorado. Este año, en la renovación de autoridades universitarias, Fama intentó posicionar al exdecano de Tecnología, Carlos Savio, en una maniobra para arrebatar el control de la universidad a Arellano, considerando a este último como una amenaza para su propia carrera política.
Por su parte, Oscar Arellano, actual rector de la UNCA y sucesor de Fama en el cargo, desde su primera gestión blanqueó sus intenciones de buscar un segundo mandato, lo que finalmente logró y para allanar el camino terminó ofreciéndole el vicerrectorado a Savio. Además, el actual rector empezó a involucrarse de lleno en las cuestiones partidarias, conformando su propia línea interna, «Identidad Radical Morada», en alianza con la exdiputada Juana Fernández y la concejal de Capital, Gilda Godoy, exfamista y con la que participó en la interna partidaria, teniendo ni más ni menos que la presidencia de la Junta Electoral.
Aunque Arellano afirmó públicamente que le parecía bien que Fama interviniera en su momento en la disputa por el rectorado, también destacó que él mismo colaboró en el ascenso político de Fama para que fuera senador, aunque actualmente ambos no mantienen vínculo alguno. Sin embargo, una foto de Arellano bajo un cartel que reclamaba la presencia de Fama en la marcha en defensa de las universidades públicas generó sospechas sobre la existencia de tensiones entre ambos.
Polémicos nombramientos
No está del todo claro cuáles fueron los motivos que originaron el enfrentamiento, aunque la primera evidencia de una posible fractura se remonta a las designaciones realizadas por Fama antes de dejar su cargo de rector, las cuales complicaron el presupuesto de la nueva gestión. En esa ocasión, el senador firmó una resolución en la que otorgó 127 pases a planta permanente a personal no docente y autorizó recategorizaciones para 25 empleados. Esta decisión tuvo lugar apenas cinco días antes de entregar el rectorado al ya electo Oscar Arellano.
Desde ese momento, las diferencias entre ambos actores se hicieron evidentes, tanto en público como en privado, aunque no siempre de manera explícita. Desde el sector de Fama se cuestionó a Arellano por su integración en una comitiva del Gobierno que viajó al exterior, así como el acompañamiento a Jalil en una eventual entrega de viviendas.
La disputa por el control de la UNCA, que cuenta con el tercer presupuesto más grande de la provincia (después del gobierno provincial y municipal), sin dudas terminó trascendiendo y salpicando la interna partidaria, con Arellano ganando la pulseada una vez más.