La familia Zapp llegó a Catamarca tras recorrer 102 países en un auto de 1928

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Por Ariel Molina

Cuando Herman y Candelaria Zapp partieron de Argentina en enero del año 2000 a bordo de su Graham-Paige de 1928, creyeron que el viaje duraría apenas seis meses. El plan era llegar hasta Alaska. Pero el camino, y sobre todo la gente, les tenía preparado otro destino. Con 102 países recorridos, miles de amigos, decenas de culturas abrazadas y cuatro hijos nacidos en el trayecto, llegaron finalmente a Catamarca, la última provincia argentina que les faltaba conocer. “Hay que dejar lo mejor para el final”, dijo Herman, emocionado. “Aunque no lo creas, Catamarca era la única que nos faltaba. Vos sabés… hay que guardar para el final lo mejor”, compartió con El Ancasti.

Cinco continentes, cuatro hijos y una casa sobre ruedas

Durante estos 24 años cruzaron América, Europa, África, Asia y Oceanía. Atravesaron selvas, desiertos, glaciares y volcanes. Subieron hasta donde nace el Everest y acamparon bajo las estrellas en el Sahara. Visitaron ruinas mayas, templos budistas, aldeas africanas y ciudades medievales. Fueron recibidos en más de 2.000 hogares. El Graham-Paige, restaurado a pulmón por ellos mismos, se convirtió en más que un medio de transporte: fue su hogar y su símbolo. En él nacieron y crecieron sus hijos: Pampa, Tehue, Paloma y Wallaby, cada uno en un país distinto. La escuela fue el camino. Los maestros, los pueblos. Las materias, los idiomas, la geografía, la solidaridad y la paciencia.“Tuvimos más de 2.000 familias que nos recibieron en sus casas. La generosidad de la gente nos transformó. Aprendimos a mirar diferente, a vivir con menos y disfrutar más”, contó Candelaria.

El viaje no estuvo libre de dificultades. Herman contrajo malaria en África; pasaron por zonas de epidemias como la gripe aviar en Asia o el ébola en África; y en plena pandemia de COVID-19 quedaron varados varios meses en Brasil. Aun así, nunca frenaron del todo. “Cuando parece imposible, es cuando más vale la pena intentarlo”, reflexiona Herman.En su camino fueron homenajeados en distintas partes del mundo. En el Salón del Automóvil de Bruselas, en 2018, se los presentó como “la familia que destruye todos los miedos. Son lo que todos quisiéramos ser: libres, aventureros, unidos”. También conocieron al Papa Francisco, a Lionel Messi y a personajes anónimos que los marcaron para siempre. Financiaron el viaje vendiendo postales, cuadros y libros escritos por ellos mismos. “Vendemos más sueños que cosas”, dice Herman. Su serie Atrapa tu sueño ya lleva cuatro títulos y más de 100.000 ejemplares vendidos. Tehue, su segundo hijo, incluso escribió un cómic autobiográfico.

El paso por Catamarca

Catamarca no fue un destino más. Para Herman, tenía un valor íntimo y espiritual. “Gracias a la Virgen del Valle es que existo”, dijo. “Mi abuelo había perdido dos hijos al nacer. Prometió a la Virgen un hijo sano, y tuvo seis. Uno de ellos fue mi madre. Así que sí o sí teníamos que venir”. Su llegada coincidió con la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho. “Nos encantan las fiestas, y a la del Poncho vinimos sin dudarlo”, contaron. Desde allí iniciaron un recorrido por el interior provincial que los llenó de asombro. Visitaron Andalgalá, motivados por el recuerdo de un vecino de su pueblo, Villars (Buenos Aires), que siempre hablaba con amor de su tierra natal. Allí fueron recibidos por Estefanía, una vieja amiga. Luego continuaron hacia Villa Vil, donde quedaron maravillados por los Castillos y el paisaje majestuoso de los barcos encallados en roca. Pasaron noches acampando en Belén, caminaron entre las ruinas del Shincal y descansaron en Londres, alojados en una casa histórica de la familia Rivas Ruzo, y se maravillaron con Fiambalá donde se encuentran ahora. Cada lugar dejó una huella en la memoria del viaje.

Una familia que inspira a soñar

“La meta era el camino. Este viaje nos enseñó que hay una vida eterna para descansar, así que ahora hay que vivirla”, dice Herman con una sonrisa que parece no haberse despegado de su rostro en 24 años. “El mundo fue el aula de nuestros hijos, la gente su maestra, la experiencia su escuela”, agrega Candelaria. En San Fernando del Valle de Catamarca fueron recibidos con enorme calidez por Juan Dalmaida y Marisol Pacheco, a quienes agradecen profundamente: “Nos abrieron las puertas desde el primer momento, son unos genios”, destacaron.

Charla abierta al público en Catamarca

Este sábado a las 18 horas, en la sala Ezequiel Soria del Cine Teatro Catamarca, la familia Zapp ofrecerá una charla abierta para todo público. Allí compartirán su historia, responderán preguntas y firmarán ejemplares de sus libros. “Queremos que más personas se animen a vivir sus sueños, sean los que sean. Nosotros salimos buscando Alaska y encontramos un mundo entero”, resume Candelaria. Y un agradecimiento especial para vos, Ariel Molina, por esta nota para El Ancasti, y por todo lo que estás haciendo con la prensa catamarqueña para que esta historia llegue a más corazones. Este sueño, también, se multiplica cuando se comparte.

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