La decisión de no participar de la interna para cargos electivos tomada por los filolibertarios Tiago Puente y Francisco Monti coloca al radicalismo catamarqueño ante el riesgo de convertirse en una fuerza meramente testimonial, pero también le abre la posibilidad de participar en la reconstrucción de un esquema similar a lo que fue el desaparecido Juntos por el Cambio, última versión del FCS. La lista única de candidatos para octubre que cerrarán las facciones que quedaron dentro del redil partidario será la base para las tratativas con los eventuales aliados.
Diputados nacionales y provinciales, senadores en ocho departamentos, concejales y dos intendentes. Todos los casilleros se llenarán y se cotejarán luego con las pretensiones de los posibles socios para intentar conformar una propuesta que tercie en la polarización entre La Libertad Avanza y el Gobierno, con la apuesta de derrotar a la terminal de Javier Milei. Estas negociaciones tienen un plazo: el 7 de agosto deben anotarse las alianzas.
Las elecciones de octubre establecerán las coordenadas en la oposición local. El radicalismo enfrenta una difícil encrucijada. Las elecciones de octubre establecerán las coordenadas en la oposición local. El radicalismo enfrenta una difícil encrucijada.
Puente y Monti estarán atentos al desenlace de las tratativas, con la ambulancia lista para acrecentar su contribución al “karimenemismo”. La potencia electoral del sello de La Libertad Avanza se verá en las urnas, pero antes hay que enterar toda la nómina de candidatos en toda la provincia, instancia que los radicales empelucados aprovecharán para tratar de meter tropa propia. No por nada justificaron su deserción en los intereses de la dirigencia boinablanca del interior. ¿Qué sello elegirán los intendentes, los jefes territoriales?
Los problemas libertarios para integrar listas completas, que en 2023 les fueron resueltos en el área metropolitana por el peronismo, fueron ostensibles en el cierre de las candidaturas para las elecciones provinciales de Buenos Aires. El peronismo fue un aquelarre que demandó prorrogar los plazos, pero el esquema libertario requirió el auxilio de los macristas renegados Cristian Ritondo y Diego Santilli, “traidores” bien pagados por La Libertad Avanza a pesar de lo que diga Milei.
La fractura radical marca con claridad la tensión que signa el campo opositor local: el mileísmo buscará absorber el voto que en 2023 quedó en Juntos por el Cambio, la UCR y el resto de los enclaves retenerlo.
La Libertad Avanza debe alargar la distancia de solo un punto que obtuvo sobre sus antagonistas con holgura suficiente para afianzarse como alternativa al Gobierno de cara a 2027. El neo-Juntos por el Cambio, si llega a constituirse, recuperar el segundo puesto.
Hay diferencias inmensas, pero Catamarca ya vivió un proceso electoral de gravitación nacional determinante en los albores del kirchnerismo. Fue en 2005, cuando el FCS perdió la primera elección de su historia a manos del Frente para la Victoria. Una elección de tercios, en la que los tres diputados nacionales en juego se repartieron a uno por cabeza: Eduardo Pastoriza por el FV, Genaro Collantes por el FCS y Luis Barrionuevo por el PJ. Dos años después, Eduardo Brizuela del Moral ganó su reelección como gobernador con Lucía Corpacci como vice.
El fenómeno Milei es muy distinto, carece de la estructura territorial que Néstor Kirchner había empezado a construir tras la colonización del conurbano bonaerense y la absorción del duhaldismo. Para los libertarios, esta construcción no es necesaria: consideran que les alcanza con las redes sociales y el magnetismo rabioso de Milei.
El presidente fue el protagonista central ayer de la “Derecha Fest” que se realizó en Córdoba. Ritual para fanáticos, el más “antizurdo” del planeta, prefigura una estrategia: proyectar espectacularmente a Milei para compensar que no irá en el voto. Buenos Aires vota el 7 de septiembre. Los libertarios esperan recoger allí un triunfo que impulse la ola nacional.