jueves, 17 de julio de 2025 10:00
La vida de Wanda Nara ha estado plagada de polémicas y controversias desde su separación de Mauro Icardi, con episodios que no paran de sorprender al público. Uno de los más recientes involucró a la mediática atrincherándose con sus hijas, mientras que otro culminó en un caos de llanto y agresiones cuando el padre fue a buscar a las menores. Estas situaciones han llevado a muchos a preguntarse cómo los niños, tanto los que tuvo con Maxi López como con Icardi, sobrellevan esta vorágine.
Ante la inquietud, Wanda ha compartido algunas reflexiones. Aunque reconoce que han vivido momentos estresantes y caóticos, sus hijos «están tranquilos» y ella procura que «queden al margen de todo lo que pasa». Respecto a las más pequeñas, acepta que «vivieron situaciones puntuales que fueron tremendas».
Sin embargo, destaca que los pequeños cuentan con «todo el apoyo y la contención de toda mi familia. Mi papá, mi mamá, mi hermana Zaira, los primos, mis amigos más cercanos…». Sorprendentemente, afirma sentir que «ellas lo viven diferente, de una manera más relajada». Incluso, ha encontrado en las reacciones de sus hijos la solución a lo que ella misma experimenta «de forma dramática».
La madre de cinco asegura en la revista Hola que «mis hijos son increíbles porque el sufrimiento de ellos muchas veces tiene que ver con verme mal a mí». Por ello, a diferencia de su anterior separación, esta vez eligió «mostrarme más fuerte para darles tranquilidad». Para ella, el vínculo es «indestructible» y, si algo positivo surgió de lo malo, es que «estamos más unidos que nunca. Somos un mismo bloque».
Esta unión se manifiesta en el apoyo mutuo: «Si alguna vez las chicas no están tan receptivas a ver a su papá, los más grandes les dicen: ‘Vamos con ustedes, las acompañamos’. Se apoyan mucho entre ellos». Esta cohesión familiar parece ser un pilar fundamental en la adaptación de los jóvenes al ojo público.
A pesar de que su vida puede parecer caótica, la empresaria se define como una madre sumamente organizada. Revela que el mayor de sus hijos no ha faltado al colegio en tres años y que los más pequeños son «impecables». Confiesa ser «muy estricta» y estar «muy encima en el día a día», asegurando que al llegar del colegio, los esperan profesores de todas las materias en español y una maestra de inglés.
En su hogar, existe una sala con computadoras, libros y cuadernos, una estructura que «Nadie imagina que en mi casa pueda haber esa estructura, pero la hay». El trato respetuoso hacia los demás es otro aspecto que no negocia.
Finalmente, sobre su relación actual con el padre de sus hijas menores, la figura televisiva enfatizó que «a él le costó mucho la separación». Ella, por su parte, «hizo el duelo estando a su lado». Reconoce haber intentado recuperar la confianza durante tres años sin éxito, aunque no se arrepiente, ya que de otro modo, le habría quedado la duda. Añade que la familia que tenían merecía «una y mil oportunidades más», pero no se dio. Prefiere que la dejen a ser ella quien deje, pues así no siente la responsabilidad de que «todo se vaya por la borda».