El 9 de Julio, fecha emblemática para la historia argentina por conmemorar la Declaración de la Independencia en 1816, suele ser una jornada de unidad nacional, actos patrios y discursos que apelan a la memoria colectiva. Sin embargo, este miércoles, esta celebración se vio opacada por una decisión que generó tanto repercusión política como especulación mediática: el presidente Javier Milei suspendió su viaje a Tucumán, donde iba a encabezar una vigilia junto a gobernadores provinciales.
La explicación oficial fue clara: condiciones climáticas adversas, especialmente una densa niebla que afectó la operatividad aérea. Pero detrás de esa justificación, se esconde un trasfondo político más complejo. El acto en Tucumán no era un evento cualquiera. Se trataba del primer encuentro formal entre Javier Milei y varios mandatarios provinciales desde que se intensificaron las tensiones por la distribución de fondos coparticipables y otros recursos fiscales.
En este contexto, la convocatoria al evento patrio tenía un valor simbólico y político importante. Sin embargo, la respuesta de los gobernadores fue tibia: solo cuatro confirmaron su asistencia —Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Gustavo Sáenz (Salta) y Hugo Passalacqua (Misiones)—, mientras que Córdoba y Entre Ríos enviarían a sus vicegobernadoras.
La diferencia con el año anterior fue notoria. En 2024, 18 de los 24 gobernadores del país acompañaron a Milei en Tucumán para firmar el llamado “Pacto de Mayo”, un acuerdo que buscaba sentar las bases para reformas estructurales en materia fiscal, laboral y previsional.
En cambio, este año, la convocatoria no logró el mismo respaldo, lo que fue interpretado por muchos analistas como un “vacío político” al presidente. Desde la Casa Rosada, el vocero presidencial Manuel Adorni explicó que la suspensión del viaje se debió exclusivamente a razones climáticas.
La niebla que cubría Tucumán y otras regiones del país ya había provocado la cancelación de vuelos comerciales, y los informes de la Casa Militar y la Fuerza Aérea Argentina desaconsejaban el traslado del mandatario y su comitiva.
Problemas
El principal problema no era tanto el despegue desde Buenos Aires, previsto para las 21:00, sino el regreso, que debía realizarse en la madrugada del 9 de julio. La falta de garantías para un retorno seguro llevó a cancelar no solo el viaje, sino también el acto oficial y la cadena nacional que se había planificado.
Aunque la explicación meteorológica es técnicamente válida, muchos observadores no pudieron evitar notar la coincidencia entre la suspensión del viaje y la escasa convocatoria de gobernadores. Algunos incluso sugirieron que el Gobierno prefirió evitar una imagen debilitada del presidente encabezando un acto con apenas un puñado de mandatarios provinciales, en contraste con la postal de unidad del año anterior.
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