Mensajes contradictorios

Compartir:

Los últimos registros conocidos alertan sobre un crecimiento preocupante del número de casos de sarampión en el país. Según datos oficiales, ya hay 32 contagios en cuatro brotes declarados en la provincia de Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires y San Luis. Pero se trata sin dudas de un subregistro: hay 500 casos que se encuentran bajo investigación y otros que ni siquiera son investigados.

El sarampión es una enfermedad contagiosa que durante muchos años prácticamente desapareció gracias a las políticas públicas universales de vacunación. Pero está retornando a raíz de una preocupante baja en los porcentajes de chicos vacunados, pese a que se trata de una obligación que deben asumir con responsabilidad los padres o los mayores que tienen a su cargo a los niños y niñas.

La vacuna contra el sarampión empezó a aplicarse hace seis décadas en el país y ha demostrado no solo su eficacia para prevenir la enfermedad (reduce las probabilidades de contraerla en un 95%), sino también ser segura.

El sarampión es una enfermedad que está retornando a raíz de una preocupante baja en los porcentajes de chicos vacunados.

La tasa de vacunación viene disminuyendo en la Argentina y en muchos países desde hace años. El propio ministro de Salud de la Nación, Mario Lugones, admitió que “hasta el momento solamente se ha vacunado un 20,4%” de los niños entre 6 meses y 4 años y 11 meses, que son parte de la población objetivo.

El pedido del ministro para que los padres hagan vacunar a sus hijos es un hecho auspicioso, pero también marca una contradicción con gestos emitidos por el propio gobierno, que implícitamente avalan políticas antivacunas y anticiencia. La cercanía de Javier Milei con el presidente de EE.UU., Donald Trump, por ejemplo. El mandatario norteamericano realizó una gestión muy mala durante la pandemia, en su primer gobierno, precisamente por sus posturas contrarias a las directivas de la Organización Mundial de la Salud, organismo que acaba de desfinanciar. En el mismo camino, Milei decidió apartarse del organismo supranacional, implicando a la Argentina en una postura inédita de rechazo a una estructura con roles muy importantes en la prevención de enfermedades a nivel global.

En el mismo sentido, hace pocos días el presidente argentino recibió en su despacho a Robert Kennedy Jr, secretario de Salud de Estados Unidos, una figura polémica por su militancia anticiencia y, particularmente, antivacunas. El funcionario estadounidense está acusado de organizar campañas de desinformación en materia de salud pública. De acuerdo con un informe del Center for Countering Digital Hate (CCDH), Kennedy fue responsable de generar y difundir el 65% del contenido antivacunas que circuló en redes sociales durante la pandemia. Finalmente, la realidad puso en evidencia el rol muy positivo que jugaron las vacunas para frenar los casos fatales de Covid-19.

Es preciso que desde el gobierno, en todos sus niveles, no se emitan mensajes contradictorios. La ciencia ha demostrado con contundencia que las vacunas son seguras, salvan vidas y evitan la propagación de enfermedades.

También puede interesarte