lunes, 9 de junio de 2025 12:03
Mientras el debate fiscal argentino gira alrededor del ajuste del gasto y la necesidad de aliviar la presión tributaria, los últimos datos oficiales del Monitor Fiscal del Ministerio de Economía revelan una dinámica menos discutida, pero muy elocuente: mientras la carga impositiva nacional sobre el PBI sigue creciendo, las provincias han venido reduciendo de manera paulatina su participación en la presión fiscal agregada.
Según el informe, la presión tributaria total (sumando impuestos nacionales y provinciales) alcanzó en 2024 el 27,8% del PBI, mismo nivel que en 2023. Sin embargo, al desagregar el dato, el fenómeno es claro: los impuestos nacionales representan actualmente el 23% del producto, en niveles prácticamente récord, mientras que los tributos provinciales bajaron al 4,8%, lejos del 5,4% que supieron alcanzar en 2017 y del 5,3% de 2015.
Este corrimiento evidencia un cambio de roles: mientras las provincias han aplicado políticas de alivio impositivo —en algunos casos eliminando tasas distorsivas o reduciendo alícuotas— el Estado nacional ha ido absorbiendo mayor presión fiscal vía retenciones, impuestos al cheque, Ganancias, IVA e impuestos extraordinarios. Dicho de otro modo: el ajuste tributario provincial ha sido compensado por un endurecimiento nacional.
El dato político es evidente: el federalismo fiscal argentino sigue tensionado. La Nación acumula recursos, fija los grandes impuestos y gestiona la billetera central. Las provincias, con espacio impositivo cada vez más restringido, intentan sostener sus finanzas con un margen acotado de maniobra.
En un contexto donde el Gobierno Nacional anuncia su intención de avanzar en una reforma tributaria integral, la discusión sobre el reparto y la estructura de los impuestos volverá al centro del escenario. Los gobernadores —y los contribuyentes— toman nota.