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La bicicleta financiera es un término que se utiliza para describir un mecanismo de especulación financiera que permite obtener ganancias rápidas a través de la diferencia entre las tasas de interés locales y las internacionales.
Este fenómeno se ha visto en Argentina, especialmente en los últimos años durante los gobiernos de Mauricio Macri y de Javier Milei, en los que se promovió una política de liberalización financiera que facilitó la entrada y salida de capitales especulativos.
Bajo el gobierno de Macri, estos capitales se beneficiaron de las altas tasas de interés ofrecidas por instrumentos como las Lebacs, Leliqs y Letes, creando una «bicicleta financiera» que atrajo inversiones de corto plazo pero que no era sostenible a largo plazo.
Con Luis Caputo al frente de las negociaciones, ese gobierno se embarcó en un ciclo de alto endeudamiento, emitiendo bonos a largo plazo y pagando sumas significativas a los fondos buitres para volver a los mercados internacionales. Este endeudamiento masivo incrementó la deuda en 111 mil millones de dólares en cuatro años. La política de liberalización financiera permitió la entrada de capitales especulativos que se beneficiaron de las altas tasas de interés, creando una «bicicleta financiera».
Luis Caputo, conocido como el «ministro offshore» de Macri, jugó un papel crucial en este proceso. Caputo fue señalado por su participación en fondos de inversión ubicados en paraísos fiscales y por no haber declarado su titularidad en estos fondos en su declaración jurada como funcionario. Su relación con los mercados internacionales y su papel en la administración de fondos offshore lo colocaron en el centro de las críticas por su rol en el endeudamiento del país y la promoción de políticas que favorecieron al capital especulativo.
Caputo, además de su rol en el gobierno, fue dueño de la administradora de fondos de inversión Noctua Partners, radicada en EE.UU., lo que generó controversias sobre su transparencia y ética como funcionario público. En el Senado, defendió el uso de empresas offshore argumentando que se trataba de «jurisdicciones impositivamente neutras», lo que fue criticado como una justificación elegante para la evasión de impuestos.
La gestión de Caputo y las políticas de endeudamiento y especulación financiera llevaron a una crisis económica que culminó con la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que implicó la implementación de políticas de ajuste que agravaron la situación económica y social del país.
Ya bajo el gobierno de Javier Milei, Luis Caputo como ministro ha jugado nuevamente un rol crucial en la implementación de políticas económicas que favorecen a los capitales especulativos, continuando con una tendencia de endeudamiento y especulación financiera que ha caracterizado a Argentina en los últimos años. Desde su asunción, Milei ha promovido un modelo económico que prioriza el pago de la deuda externa y la acumulación de reservas, a menudo a expensas del bienestar de la mayor parte de la población.
Caputo, conocido por su historial de endeudamiento durante el gobierno de Macri, ha sido habilitado para realizar canjes de deuda en dólares sin límites, lo que ha generado preocupación sobre posibles nuevas estafas financieras. Esta estrategia se enmarca en un contexto donde la deuda pública ha aumentado significativamente, pasando de 371 mil millones de dólares en diciembre de 2023 a 452 mil millones en julio de 2024. Este incremento se debe, en parte, a las maniobras financieras de Caputo, que han incluido el traspaso de pasivos del Banco Central al Tesoro y, en los últimos meses, un nuevo acuerdo con el FMI. Esta estrategia ha sido respaldada por grandes bancos internacionales, lo que refuerza la dependencia del país de los capitales especulativos.
El PTS y La Izquierda Diario critican duramente estas políticas, argumentando que perpetúan un ciclo de endeudamiento y ajuste que solo beneficia a los grandes capitales y a los amigos de Caputo, mientras que la clase trabajadora y los sectores populares sufren las consecuencias de la recesión y la precarización laboral. Proponen, en cambio, el desconocimiento soberano de la deuda externa y la nacionalización del sistema bancario como alternativas para enfrentar el saqueo y el ajuste impuesto por el FMI y los gobiernos de turno.
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