lunes, 19 de mayo de 2025 18:55
El busto de Jim Morrison, desaparecido por más de tres décadas, es mucho más que una escultura ya que representa el legado rebelde y poético de una era. Su recuperación, además, tiene un aire casi cinematográfico al surgir de forma fortuita durante una investigación policial que nada tenía que ver con el arte o la música.
La pieza, esculpida por Mladen Mikulin, fue robada en 1988 del cementerio Père Lachaise, el cual se convirtió en un lugar de peregrinación para los fanáticos de The Doors y del propio Morrison. Que aún conserve los grafitis dejados por admiradores a lo largo de los años refuerza su carga emocional y simbólica. Incluso dañada, sigue siendo un ícono palpable de la contracultura de los 60 y 70.
Durante años circularon teorías sobre su destino, desde coleccionistas obsesionados hasta fanáticos que habrían querido llevárselo como recuerdo. Pero nunca hubo pruebas firmes. La recuperación del busto en 2025, como parte de un operativo sin conexión con el caso, cerró un capítulo histórico del mito en torno al ídolo del rock.