Muere Reinaldo Herrera a los 91 años: aristócrata, editor y esposo de Carolina Herrera

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El reconocido aristócrata y editor venezolano Reinaldo Herrera  falleció a los 91 años en su residencia de Manhattan. Figura clave en la moda y el arte, fue esposo de la diseñadora Carolina Herrera, con quien formó una de las parejas más influyentes de la alta sociedad estadounidense.

Reinaldo Herrera destacó por su sofisticación y su habilidad para moverse en los círculos más exclusivos. Asistía con la misma naturalidad a las legendarias fiestas de Studio 54 en los años 70 como a cenas privadas en Windsor con la reina Isabel II. Su carisma y conexiones lo convirtieron en una figura clave para abrir puertas a otros en el mundo de la moda, el arte y la diplomacia.

Un hombre de mundo y con conexiones influyentes

Criado en una familia de renombre en Venezuela, su padre, el marqués de Torre Casa, fue retratado por Salvador Dalí, y su madre, Mimi Herrera Uslar, era una destacada socialite caraqueña. Desde joven, Reinaldo Herrera estuvo rodeado de la  élite internacional, forjando una personalidad que combinaba diplomacia, cultura y elegancia. Antes de casarse con Carolina Herrera, tuvo romances con figuras como la primera esposa de Aristóteles Onassis  y se relacionó con los Rothschild y los Agnelli.

El impulso de Carolina Herrera y su rol en Vanity Fair

En 1968 contrajo matrimonio con Carolina Herrera,  quien entonces aún no era la icónica diseñadora de alta costura. En 1980, la pareja se mudó a  Nueva York, donde ella inició su exitosa carrera en el diseño de moda. Reinaldo siempre la alentó a dar el paso: «Puedes hacerlo y tienes que hacerlo»,  le repetía. En 1981, Carolina presentó su primera colección, con un desfile que atrajo a figuras como Andy Warhol y Bianca Jagger,  marcando el inicio de su imperio de moda.

| Redacción

Juntos, se convirtieron en una de las parejas más poderosas de la Gran Manzana, con conexiones en el arte, la política y las finanzas. Eran asiduos a eventos como la Gala del MET, las inauguraciones del MoMA y las recepciones en la Casa Blanca. Entre sus círculos se encontraban Estée Lauder, Oscar de la Renta, Anna Wintour, los Rockefeller y la realeza europea.

Su entrada en Vanity Fair fue casual pero determinante. En los años 80, su amigo Billy Rainer le habló sobre el relanzamiento de la revista bajo Tina Brown. Intrigado, se reunió con ella y, en apenas 20 minutos, quedó fascinado. Reinaldo comenzó a colaborar como encargado de proyectos especiales, consiguiendo entrevistas exclusivas con figuras como Imelda Marcos, Yasser Arafat y Muamar el Gadafi. Su diplomacia periodística lo convirtió en una pieza clave dentro de la publicación.

Un legado de elegancia y conexión social

Reinaldo Herrera no solo tenía acceso a la alta sociedad, sino que sabía cómo conseguir lo imposible. En 1978, mientras caminaba por Regent Street en Londres, vio un Rolls-Royce granate con la reina Isabel II en su interior. Con un gesto espontáneo, hizo una reverencia exagerada y, para su sorpresa, la monarca le devolvió el saludo. Este tipo de anécdotas reflejan su innata habilidad para conectar con las figuras más influyentes del mundo.

Herrera también desempeñó un papel clave en la International Best Dressed List de Vanity Fair, una de las listas más prestigiosas de la moda, considerada el equivalente al Gotha de la aristocracia. Su criterio y estilo ayudaron a mantener su exclusividad y relevancia.

En su hogar del Upper East Side, donde compartió su vida con Carolina Herrera, se exhiben retratos de Dalí y obras de Cecil Beaton. En esas paredes se llevaron a cabo cenas para personalidades como Nancy Reagan  y figuras de la realeza y la política.

Reinaldo Herrera fue mucho más que el esposo de una diseñadora icónica. Fue un hombre que entendió el valor de la elegancia, la diplomacia y el carisma. Supo estar en el lugar correcto, en el momento preciso, dejando un legado imborrable en el mundo de la moda, el arte y la alta sociedad.

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