En 1683, con la fundación de la ciudad de Catamarca por Fernando Mate de Luna, se incorporó a su escudo un capullo de algodón y un racimo de uvas, entre otros símbolos. Este emblema quedó registrado en el Libro Capitular de Catamarca; sin embargo, transcurrieron 310 años hasta que la ciudad lo adoptara oficialmente como su insignia. En cuanto al escudo oficial de la provincia, el 24 de junio de 1922, mediante la Ley Nº 934, se estableció su diseño basado en documentación histórica. En su cantón izquierdo se mantuvo el racimo de uvas, pero el capullo de algodón fue eliminado, a pesar de que esta planta, junto con el viñedo, constituyó un pilar fundamental en el desarrollo económico de la provincia desde la instalación española.
Dicho esto, nos centraremos en la fibra textil que proporcionó cierto bienestar económico a los ciudadanos catamarqueños desde el siglo XVII hasta el siglo XX. El gobernador del antiguo Tucumán, Francisco de Aguirre, quien en 1554 residía temporalmente en el Reino de Chile por razones políticas, envió a un grupo de españoles y a un sacerdote a la población de Santiago del Estero. Estos portaban ovejas, vacas, viñedos, frutales de Castilla y, sobre todo, semillas de algodón. Desde ese momento, la fibra textil se arraigó profundamente en la colonia, adquiriendo un importante valor social junto con la vid, el olivo y el trigo.
Ahora bien, ¿qué datos existen sobre su presencia en tierras catamarqueñas? En 1597, cinco años después del fallecimiento de Alonso de Carrión, su viuda, Ana Vázquez Camargo, mediante un apoderado, vendió una estancia a Juan Bautista Muñoz. Un fragmento del documento de la transacción menciona: “… la vendo realmente con el algodonal y viña y todas sus tierras…”. En Tucumán, Simón de Villadiego celebró un contrato con Manuel de Zalazar en junio de 1610 para que administrara sus tierras en Huasán (Andalgalá), construyera viviendas para los indígenas, edificara una iglesia y estableciera un cultivo de algodón. El documento señala: “… y sembrar un algodonal de una cuadra” (A.H.T. Serie A, Prot. 1, fs. 500).
A lo largo de los siglos XIX y XX, el algodón logró insertarse en el mercado nacional e internacional gracias a diversas exposiciones, en las cuales se exhibieron sus derivados, reflejando el desarrollo de la industria textil y las costumbres locales. Nuestra provincia tuvo una destacada participación en estos eventos. Por ejemplo, en la Exposición Universal de Londres de 1840, se presentaron tejidos de algodón, obteniendo el primer premio don Gregorio Segura y Cubas. Asimismo, en la Exposición Internacional de Londres de 1858, la muestra de algodón catamarqueño nuevamente fue galardonada con un primer premio. Cabe destacar que el cultivo de algodón no se practicaba en todos los departamentos de la provincia, sino en zonas específicas como Capayán, Valle Viejo, Piedra Blanca, Belén y Andalgalá.
El desarrollo de escuelas y talleres en Catamarca
En toda la provincia existían tejedoras autodidactas que habían aprendido el oficio de hilar y tejer de sus mayores. Sin embargo, era necesario un impulso con un enfoque más formativo. En este contexto, el Gobierno Nacional emitió un decreto el 4 de diciembre de 1909 para la creación de la Escuela de Arte y Oficios. Este espacio permitió que quienes ya poseían conocimientos en el tejido los ampliaran, tanto en el ámbito práctico como teórico, y brindó la oportunidad a otros de aprender un nuevo oficio.
El impulso de esta iniciativa fue gestionado por el senador Antonio Quiroga del Pino, y su primer director fue el sueco Carlos M. Hordh. En 1913, arribó a Catamarca el inmigrante español José Alsina Alcobert, nacido en Sabadell, provincia de Barcelona. En poco tiempo, estableció un taller denominado Tejedurías Calchaquíes. Sus trabajos adquirieron rápidamente reconocimiento y comenzaron a expandirse, llegando a instituciones como el Congreso Nacional, Ferrocarriles del Estado, la Casa de Gobierno y el Museo de Londres, entre otros. Su producción incluía una amplia variedad de artículos elaborados con lana, vicuña y otros materiales textiles.
El 11 de septiembre de 1919, el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación designó a Alcobert como maestro de tejido en telares en la Escuela de Artes y Oficios. Para 1940, presentó una innovadora propuesta denominada La Tejeduría Doméstica en el Segundo Congreso del Algodón. En ese período, Catamarca estaba intervenida y su gobernador era el General Rodolfo Martínez Pita (19/02/1940 – 04/06/1941), mientras que la presidencia de la Nación estaba a cargo del catamarqueño Dr. Ramón S. Castillo. El 15 de diciembre de 1940, Martínez Pita, junto con el jefe de Investigaciones Económicas de la Junta Nacional del Algodón, Dr. Moyano Llerena, acudió al hogar del ingeniero Alcobert para recibir una copia del anteproyecto antes mencionado (Biblioteca Herrera – Prof. José Alsina, José Alsina Alcobert – Historia de un pionero de la industria textil, 1986).
Tejeduría nacional: auge, expansión y final
El impulso de la industria textil en Argentina tuvo un capítulo fundamental con la creación de la «Corporación Argentina de Tejeduría Doméstica», un proyecto que transformó la economía regional y generó miles de empleos. Su origen se remonta al contexto de la Segunda Guerra Mundial, cuando las bolsas de arpillera o yute importadas de la India comenzaron a escasear. En contraste, el algodón abundaba en Argentina, convirtiéndose en una materia prima clave para abastecer la demanda interna.
El 17 de diciembre de 1941, el vicepresidente Ramón S. Castillo, mediante el Decreto N°108729, dio vida a esta corporación. La tejeduría se había convertido en una «cuestión de Estado» y contaba con el respaldo de la Fábrica de Envases, la Junta Nacional del Algodón y el Banco Nación, que facilitaba créditos para su desarrollo.
A finales de 1941, Catamarca recibió la visita de varios funcionarios, entre ellos el exinterventor Martínez Pita, para inaugurar las oficinas centrales de la Tejeduría, ubicadas sobre la avenida Belgrano, cerca del Regimiento. Los talleres, en tanto, se encontraban en el actual emplazamiento de la Plaza Virgen del Valle, según el testimonio de Armando Bize, hijo de un exjefe de la entidad. El 27 de febrero de 1942, el Directorio General designó a los «directores delegados» que tendrían a su cargo la administración y expansión de la Corporación. Los vocales designados fueron el Dr. Carlos Moyano Llerena y el Gral. Martínez Pita, quienes diseñaron una estructura organizativa que dividió la tejeduría en cinco distritos:
• Distrito I: Provincia de Catamarca.
• Distrito II: Provincia de La Rioja.
• Distrito III: Provincia de San Luis y departamentos del oeste de Córdoba.
• Distrito IV: Provincias de Santiago del Estero y Tucumán.
• Distrito V: Provincias de Salta, Jujuy y la Gobernación de los Andes.
Dentro del Distrito I, la distribución fue la siguiente:
1. Catamarca
2. Andalgalá
3. Santa María
4. Tinogasta
5. Belén
En Andalgalá, la instrucción en el uso de telares comenzó en septiembre de 1942 con equipos traídos en tren y distribuidos en los barrios Plaza y Huachaschi, alcanzando un total de 20 telares. Para diciembre del mismo año, ya había 220 telares operativos, y en 1944 la cifra ascendió a 388. Se acondicionaron viviendas para impartir los cursos de capacitación, como la casa de Adela Aguilar Sánchez en Chaquiago y la de Oscar Abdón Andersch en La Aguada, jefe de la Usina Nº1.
Para facilitar el crecimiento de la actividad, la Corporación alquiló una vivienda de Agustín Giordani en la calle Bárcena, destinada a oficinas y depósito. Además, la empresa «Giordani, Breggia y Mastrolorenzo» construyó un tinglado para la instalación de maquinaria especializada. Otro tinglado, propiedad de César Saadi y ubicado en la calle San Martín frente al Banco Nación, fue demolido posteriormente para dar lugar a un supermercado. (Claudio Balsa Tejeduría Doméstica Nacional, con origen catamarqueño, en memoria de los tejedores fuerteños, 2022).
Los protagonistas que dirigieron la Tejeduría Nacional en el Fuerte de Andalgalá
• Ing. José Faraón Carletti: Primer jefe de la Segunda Seccional. Llegó a Catamarca en 1941 como delegado de la Junta Nacional del Algodón y en 1942 se radicó en Andalgalá como Jefe de sección 2.
• Abilio Ernesto Bize Basterra (1944): Asumió con sólo 24 años y en 1945 dejó el cargo para dedicarse a la docencia. Ese año, Evaristo Piñeiro fue sub-jefe y encargado de zona, asumiendo como jefe en 1945.
• Luis Ernesto Sierralta: Tomó el mando en los primeros meses de 1950 hasta 1962.
• Miguel Ángel Díaz (1954): Chofer de la repartición, ascendido a sub-jefe y encargado de zona.
En 1958, con la llegada de la presidencia de Arturo Frondizi, la política económica se enfocó en la explotación petrolera y otras industrias, relegando la producción textil. En 1961, la Corporación fue privatizada y adquirida por la Unión de Cooperativas Agrícolas Algodoneras Chaqueñas Ltda. (U.C.A.L.), que tres años después entró en una crisis económica. Cuando la U.C.A.L. se retiró de Andalgalá, trasladó su mobiliario y equipamiento en camiones hacia Chaco. El jefe de sección en ese momento era Alberto Sierralta, con Ramón Chayle como sub-jefe.
Así llegó a su fin una etapa fundamental en la historia del algodón en Catamarca. La «Tejeduría Doméstica», concebida por el Ing. Alcobert y fortalecida bajo la gestión de Martínez Pita, operó durante 22 años, generando empleo para aproximadamente 5.000 familias en todo el Noroeste Argentino. Su producción fue clave en la manufactura de bolsas destinadas al Ejército y al transporte de granos para el mercado nacional e internacional. Hoy, sólo permanece en la memoria de nuestros abuelos, quienes evocan el incesante sonido de las máquinas, funcionando desde el alba hasta el ocaso, iluminadas por la tenue luz de los faroles.
Texto: Claudio Benjamín Balsa – Investigador independiente Andalgalense