viernes, 21 de febrero de 2025 12:00
En una entrevista en el programa LAM, Daniela Cardone revivió uno de los momentos más difíciles de su vida: la pérdida de la tenencia de su hija, Brenda Gandini, a manos de su expareja, Carlos Gandini.
«Fue muy difícil. La tenencia de un hijo yo creo que a ninguna madre se la pueden sacar y, sin embargo, la Justicia va más para el que tiene plata», expresó Cardone, dejando entrever que el fallo judicial no fue solo una cuestión legal, sino también económica.
Ante la pregunta de Karina Iavícoli sobre por qué creía que la Justicia había tomado esa decisión, la respuesta de Cardone fue contundente: «Yo creo que hubo plata, te lo digo así».
La exmodelo recordó los argumentos que la alejaron de su hija: «El fundamento era como que yo vivía en Buenos Aires y no podía tenerla… Por aquel entonces ya estaba en pareja con Rolando Pisanu y me dijeron que no podían viajar», sostuvo.
Y en ese momento ellos tenían plata. Estoy segura de que los compraron porque en ese momento eran tres jueces», relató, insinuando que el poder económico influyó en la decisión judicial.
Mientras su hija crecía en Cipolletti, Río Negro, Cardone realizaba viajes de más de mil kilómetros para verla. «Ella se crio en el sur y yo tenía que ir a verla. Después, ella empezó a venir solita y creo que me he gastado más plata en los permisos de avión que en los viajes. Hasta que en un momento mi mamá me dijo: ‘Basta. Ella ya va a ser grande y va a decidir con quién vivir’, y tuve que esperar. Parecía como que yo quería secuestrar a mi propia hija», recordó, conmovida.
La distancia no solo generó un desgaste físico y económico, sino también emocional. «Fue hasta que terminó la secundaria, en Cipoletti. Le comían la cabeza todo el entorno, tipo pájaro carpintero. ¡Ni a una prostituta le sacan el hijo! ¿Cómo puede ser?», exclamó, indignada.
Finalmente, a los 18 años, Brenda Gandini tomó su propia decisión y se fue a vivir con su madre a Buenos Aires. Ese fue el punto de inflexión que les permitió reconstruir una relación que el tiempo y la distancia habían dañado.