sábado, 25 de enero de 2025 01:04
Hablamos de grandes arqueros, y ahora vamos a recordar a Miguel Humberto Ortiz, “El Lungo”, como lo conocíamos los futboleros. Nació en 1948 y llegó a la Primera División a mediados de la década del 60 en su querido Villa Cubas, reemplazando a otro histórico arquero, “Lucho” Vega (padre), ya que después también atajó “Lucho” Vega (hijo), pero sin alcanzar el mismo éxito que su padre.
Compartía el arco con otro grande, como fue el “Sordo” Agüero, a quien mencionó de esa forma el Sr. Víctor Rodríguez. Sin embargo, en poco tiempo, “El Lungo” se adueñó del arco de Villa Cubas y de los seleccionados de la Liga, que también compartía con Agüero. En esa época, los torneos más importantes de la AFA eran los de selecciones.
Ya en la década del 70, reforzó a Vélez Sarsfield en dos oportunidades. Esos equipos contaban con casi los mismos jugadores que integraban los representativos de la Liga. En Vélez, compartió cancha con figuras como Jorge Perea, el gran N° 2 Herrera (que lamentablemente ya no está entre nosotros) y Jalil, entre otros. También formaron parte de ese equipo Oscar Frías, Juan Pedro Castillo, Juan Gonzalo, “Chuscha” López, Lucho Brizuela y Echeverría, por mencionar algunos. Prácticamente, ese plantel era el mismo que representaba a la Selección de la Liga.
Hubo dos momentos clave en la trayectoria de Humberto: primero, cuando jugó contra Boca y atajó un penal a Roberto Mouzo, en un gran partido; y segundo, cuando participó en un Regional para Vélez. En esa ocasión, visitaron Jujuy para enfrentar a Gimnasia y Esgrima. Aunque Vélez perdió, Humberto tuvo una actuación memorable, lo que llevó a Gimnasia y Esgrima a adquirir su pase, que pertenecía a Villa Cubas. Allí jugó varios años.
En 1977, vino a reforzar a San Lorenzo de Alem, logrando la primera clasificación para un Torneo Regional. Atajó en el Torneo Local, pero no pudo hacerlo en el histórico San Lorenzo del Regional 78 debido a que no pudo renovar su préstamo. Su trayectoria, aunque extensa, fue poco conocida por muchos catamarqueños, ya que su incursión en el fútbol local terminó en ese momento. Sin embargo, jugó en clubes como Gimnasia de Jujuy, tuvo un breve paso por Belgrano de Córdoba, Gimnasia de Mendoza y Municipal de Bolivia, dejando una huella importante en cada uno de ellos. Aquí, jugó en Unión (en Inferiores), Villa Cubas (donde debutó en Primera), Vélez Sarsfield y San Lorenzo de Alem.
Con un físico privilegiado, el apodo de “Lungo” hacía referencia a su estatura, robusta, ideal para un arquero, y poseía la virtud de ser un gran atajador. Descolgaba los centros con gran facilidad, como si estuviera agarrando una pelota de goma, de esas con las que solíamos jugar. Su estilo se parecía mucho al de Goyén (exarquero de Independiente de Avellaneda), con quien compartía una particularidad: ambos fueron jugadores de básquetbol. Recuerdo haberlo visto jugar en Olimpia, destacándose en ambos deportes.
Formó una hermosa familia, compuesta por su esposa, dos hijas y dos hijos. Uno de ellos, Sergio, también es una gloria del fútbol local, habiendo jugado en varios Torneos Regionales o del Interior, torneos que con el tiempo fueron cambiando de denominación. Hoy, Sergio es una figura destacada en la Liga de Veteranos.
Más adelante, el “Lungo” integró un recordado equipo de Vialonce, por ser empleado vial, junto a “Lucho” Brizuela, “Tabla” Reartes, Mario Barrera, Carlos Tapia, dirigidos por el “Tucumano” Juárez, cuando Catamarca ganó todos los torneos nacionales. También fue parte de los primeros tiempos de la Liga de Veteranos, colaborando con equipos como SPAC y luego Rally Peugeot, pioneros de la liga y siempre protagonistas y ganadores.
Sus compañeros lo recuerdan no solo por ser una gran persona, sino también por su mentalidad ganadora, siempre al cien por cien.
Por Tato Zurita